El juzgado de lo penal número 2 de Gijón condenó ayer a nueve meses y un día de cárcel al gijonés acusado de verter una botella de sidra a su pareja y tirarla de la silla de ruedas que la mujer necesitaba en el momento de los hechos para poder desplazarse. El procesado admitió los hechos que se le imputaban después de que la Fiscalía de área de Gijón admitiera que en este caso se debía aplicar la atenuante de alcoholismo. El Ministerio Público aceptó rebajar a los nueve meses de privación de libertad la condena de un año de cárcel que en principio había solicitado para el reo en el escrito de conclusiones provisionales que había presentado ante el magistrado encargado del caso.

No es la primera vez que el ahora condenado tiene problemas con la justicia. El reo ya ha sido condenado en tres ocasiones en el pasado por haber cometido delitos de lesiones en el ámbito familiar. Ahora, como consecuencia de la sentencia dictada en la mañana de ayer por el juzgado de lo penal número 2, el gijonés deberá afrontar además el pago de una indemnización de 4.000 euros a la víctima. Un dinero que el mismo imputado reconoció ante el tribunal que no iba a poder pagar. "Soy insolvente", relevó el presunto maltratador. En virtud del acuerdo al que llegaron las partes, el tribunal estableció además una orden de alejamiento que impide al reo acercarse a su víctima o comunicarse con ella por cualquier medio durante los próximos cuatro años.

Los hechos que acaban de clarificarse en sede judicial tuvieron lugar el 8 de marzo de 2015 en la plaza de Jovellanos de Gijón. Según el representante de la Fiscalía encargado del caso el acusado le derramó entonces el contenido de una botella de sidra por la cabeza a la víctima y comenzó a zarandear la silla de ruedas en la que se encontraba la mujer. A continuación, empujó la silla, lo que provocó que la denunciante cayera al suelo, provocándose lesiones de las que tardó en curar diez días y que le dejaron tres cicatrices como secuelas. La víctima tuvo que comparecer ayer ante el tribunal para asistir a la lectura del fallo condenatorio. Durante la lectura de la sentencia el acusado no quiso ni tan siquiera mirar a la denunciante.