Llevan 25 años de trabajo en las cafeterías del campus de Gijón y "jamás habíamos tenido ningún problema ni ninguna queja". Y hoy iban a iniciar una huelga de tres días de duración para denunciar un cambio sustancial a peor de sus condiciones de trabajo desde el último cambio de empresa concesionaria de la gestión del servicio, tanto en el Aulario Sur como en la Escuela de Marina. Sin embargo, ayer por la tarde, y tras una reunión con responsables de la empresa en el Saset, la huelga fue desconvocada al comprometerse la patronal a abonar, en 24 horas, la deuda salarial contraída con cinco de las empleadas y a no convertir en sanciones a los expedientes disciplinarios abiertos a varias trabajadoras.

Aunque se acordó también la celebración de una reunión con la firma empleadora "para normalizar las relaciones laborales", la plantilla mantendrá los paros previstos para los días 1 y 2 de diciembre, en el caso de que la concesionaria no cumpla lo pactado en el plazo previsto.

En la mañana de ayer, nueve empleadas, entre cocineras y camareras, aseguraron ser víctimas de "hostigamiento y acusaciones falsas" por parte de los nuevos concesionarios. Los problemas, como relatan las empleadas, empezaron "ya el primer día", el pasado 17 de octubre, habida cuenta de que la subrogación del contrato se realizó a nombre de otra empresa diferente a la que ganó la concesión por concurso. A ello se añade que, desde ese momento, sólo algunas trabajadoras han recibido sus nóminas. Lo que sí han recibido, como ellas mismas denuncian, son cartas de amonestación y acusaciones injustas que incluyen "asegurar que falta dinero de la caja, o que salimos del puesto de trabajo antes de la hora, lo que es absolutamente falso", aseguran indignadas.

Además, el servicio ha comenzado a recibir numerosas quejas por la pérdida de calidad, la subida de precio y la falta de productos. Porque, como relatan las trabajadoras, "la concesionaria no paga a los proveedores y no tenemos materia prima". Tal y como denuncia la Corriente Sindical de Izquierdas, que respalda la huelga que arranca hoy, a la falta de aprovisionamiento de alimentos se unen la falta de productos de limpieza, los cambios de precio de venta al público sin avisar o cambios en la composición de los menús sin previo aviso, que dificultan la labor de las empleadas y han ocasionado una avalancha de quejas por parte de los usuarios.

"Nunca habíamos recibido ni una sola queja del servicio de cafetería y lo cierto es que estamos recibiendo muchas en las últimas semanas por parte de alumnos, profesores y personal de administración en lo que se refiere a la falta de productos y empeoramiento de la calidad, aunque lo que más nos preocupa es la situación de las trabajadoras", señala el director de la Escuela Politécnica de Ingeniería, Juan Carlos Campo.

Las nueve empleadas han pasado por "hasta siete concesionarias diferentes y jamás habíamos tenido problemas", afirman impotentes, porque al trato que consideran "injusto" cuando no directamente vejatorio se añade el hecho de que "no nos escuchan ni nos atienden, no tenemos a quién dirigirnos para expresar nuestras quejas, pero no nos faltan las amonestaciones" denuncian las afectadas.