La noticia del asesinato de Milagros Fresno cayó ayer como una inesperada losa sobre los vecinos de Monteana. A primera hora de la mañana en el bar del pueblo no se hablaba de otra cosa que no fuera la pérdida de "Marimí", de 54 años. Los parroquianos sólo podían pensar "en el terrible momento que estará pasando la familia". "Que te maten a tu mujer es duro, pero que encima lo haga tu hijo eso es imposible de creer", relató un cliente del local hostelero. Entre los vecinos habían quienes, incluso, habían visto venir la tragedia, por "lo peligrosa que era la enfermedad" del hijo mediano de Milagros Fresno. Un joven que estaba en tratamiento psiquiátrico para combatir el trastorno psicoafectivo que él mismo confesó padecer ante la Policía tras cometer el crimen.

"Una vez se fue al monte y estuvieron buscándole un mes. Podía pasar algo así porque pasaba temporadas muy mal", confesó una vecina. Fresno y su familia eran muy conocidos en el barrio. "Desde hace muchos años" la familia reside frente al Cañaveral, el bar de la zona. Además el viudo había sido carnicero en un local cercano. "Tenía un negocio en donde ahora está el ultramarinos. Hace años que lo cerró y abrió otro en la zona de los Jesuitas y luego en la calle Las Industrias de La Calzada", recordó un vecino.

Iván González -que fue alumno de las Dominicas, como sus hermanas- había trabajado de forma temporal en El Musel, pero nunca se le había conocido una profesión concreta. "Pasaba y casi ni saludaba, bajaba la cabeza y si acaso te decía un 'hola', en un sitio donde nos conocemos todos", afirmó una vecina comentando un suceso del que todo el mundo quería hablar "sin que pongas mi nombre". Los vecinos se enteraron de los detalles de la tragedia por el periódico. "Hasta en eso pudieron ser discretos, nos dimos cuenta de lo sucedido cuando leímos la noticia; ayer vimos a la Policía y a la Guardia Civil aquí, pero no sabíamos qué pasaba. Llegaron a la hora de dejar a los niños en el colegio y los pequeños no querían ni entrar a clase al escuchar las sirenas", relató otra vecina.

"Rafael el carnicero" acudió ayer por la mañana al Cañaveral. "La gente le estuvo dando el pésame y andaba muy cabizbajo", contó una testigo que pudo intercambiar "un par de palabras" con el marido de la fallecida. Luego tanto el carnicero jubilado como sus dos hijas se metieron en casa hasta que poco después de las doce del mediodía salieron en dirección a Gijón para hacerse cargo del cuerpo de Milagros Fresno, una vez concluida la autopsia. "Marimí" será despedida hoy a las cuatro de la tarde con una celebración de la palabra que tendrá lugar en el tanatorio de Jove. Tras el oficio, sus restos mortales recibirán sepultura en el cementerio de Monteana.

En el barrio de Monteana algunas personas recordaban ayer la otra vez que esta familia había sido protagonista de la actualidad, aunque por motivos bien diferentes. Ocurrió en el año 1990 y por aquel entonces "Rafael el carnicero" salió en las noticias después de ganar un premio de 90 millones de pesetas gracias a la lotería del Niño. Había jugado al número agraciado con el segundo premio con otros seis amigos de una peña de mus. Con el dinero, Rafael González construyó la casa en la que residía la familia actualmente, situada justo frente a la de su hermana. Nunca se imaginó la tragedia que se llegaría a vivir una noche infausta entre esas cuatro paredes.