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MANUEL DE CIMADEVILLA | Periodista, presentará este mes su próximo libro

"Gijón era una ciudad muy afrancesada y preciosa a nivel arquitectónico"

"Que la Reina Isabel II veranease y tomase baños de ola en la playa de Pando supuso atraer a la ciudad un turismo de calidad"

Manuel Cimadevilla, en el Bámbara, donde anteriormente estaban las imprentas de "El Noroeste", "Libertad" y "La Hoja del Lunes". ENOL TEIJIDO

Este mes saldrá a la calle el libro "Gijón en retrovisor. Desde la industrialización al final de la Guerra Civil", escrito por el periodista Manuel Fernández y González (Gijón, 1951), más conocido como Manuel de Cimadevilla. Un trabajo que reúne los artículos que ha publicado en el último año cada lunes en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, y de los que habla en un encuentro que tiene lugar en un bar donde estuvo el taller del primer periódico en el que trabajó.

-¿Por qué elige este lugar para hablarnos de su libro?

-Me encanta venir a recordar viejos tiempos al "Bambara" porque aquí estuvo el taller donde se imprimieron mis primeros artículos. A la izquierda estaban los cajistas haciendo los titulares letra a letra; a la derecha, los linotipistas con sus teclados de noventa caracteres y aquellos lingotes de plomo, estaño y antimonio que al fundirse daban un olor especial. Ahora ya se ha perdido ese tradicional olor de las redacciones y los talleres donde ya no se huele a nada. Al fondo estaban la estereotipia que hacía las planchas de plomo para colocar las páginas en la rotativa que era una entrañable "Marinoni" que imprimió anteriormente un periódico liberal y republicano que fue defensor acérrimo de las tesis del gran político gijonés Melquíades Álvarez, cuyo pensamiento sigue en vigor todavía en el día de hoy y que se recuerda en muchos capítulos de mi nuevo libro "Gijón en retrovisor" que dentro de unos días ya llevaré a imprenta, a fin de que pueda ser un elegante regalo para las fiestas navideñas.

-¿Qué se encontrará el lector en su libro?

-Se cuenta historia rigurosa, pero también divertida, sobre los orígenes de Gijón, desde el establecimiento de los cilúrnigos en la Campa Torres, hasta el final de la guerra civil. Es un periodo muy largo en el que se procede a la industrialización de la ciudad y de Asturias, y curiosamente son protagonistas emprendedores empresarios que, procedían de otros países. El libro, a veces, es heterodoxo, siendo riguroso y divertido a la vez. Además va ilustrado con muchas fotografías para recordar como era aquel Gijón.

-¿Cómo era la ciudad?

-Una villa en crecimiento, en la que no existía la generación de los "ni-ni", de ni trabajar ni estudiar, sino que existían jóvenes con grandes entusiasmo. Aunque curiosamente también atraviesan crisis, y vuelve a pasar, que la historia se repite otra vez, y tienen que emigrar como ahora para buscar trabajos a otros países.

-¿Qué hecho sorprendente de los que cuenta destacaría?

-Pues que hay hasta crítica política, porque "La Goya", cuando actuaba aquí, tituló su obra como "Los concejales chupopteros". En todo momento ha habido una crítica social popular. Los gijoneses somos muy dados a la ironía y al sarcasmo. El libro además cuenta la importancia que supuso para el turismo gijonés que la reina Isabel II veranease y tomase los baños de ola en la playa de Pando (actual Poniente) supuso atraer hacia Gijón turismo de calidad como el que existía en Santander o San Sebastián. Eso motivo que tuviesen que construir grandes hoteles en los que no había fabada, sino la gastronomía francesa. Gijón era una ciudad muy afrancesada, pendiente de lo que sucedía en París, y preciosa a nivel arquitectónico.

-Ha puesto en marcha una campaña de "crowdfunding" para poder financiar su libro.

-Lo he lanzado en las redes sociales y la respuesta ha sido muy gratificante. Además doy la oportunidad de que el nombre de mis patrocinadores aparezca en las primeras páginas del libro, como agradecimiento a su apoyo financiero. Quienes quieran ser protagonistas de alguna manera en el libro me pueden escribir un correo electrónico a manueldecimadevilla@gmail.com y ya les explic cómo pueden ayudar.

-¿Cómo ha visto la transformación de la ciudad?

-Asturias y Gijón han cambiado mucho. Durante los años que viví en Madrid, la distancia me sirvió para ver que Asturias era un barco en alta mar con una gran fuga en agua, mientras la tripulación discutía en cubierta cómo había que resolver el grave problema que provocaría su hundimiento. Y los pasajeros, por supuesto, dormidos tranquilamente en sus camarotes. A veces me da la sensación de que vivimos anestesiados y que somos incapaces de reaccionar, como si todo nos diese igual. Desde luego que el de ahora no es el mismo Gijón de entonces con grandes emprendedores, curiosamente la gran mayoría de ellos no eran de origen asturiano, que fueron los que iniciaron la industrialización de nuestra tierra.

-¿Qué echa en falta en el Gijón actual?

-En la mayoría de nuestros gobernantes es un mayor nivel intelectual y unos horizontes más altos, ya que con las descalificaciones y enfrentamientos no se va a parte alguna. Durante quince años fui cronista municipal y me causa una gran perplejidad comprobar cuatro décadas después, por ejemplo, que los autobuses interurbanos están tirados por las calles en paradas provisionales que interrumpen los tráficos. Gijón es la única gran ciudad de España que no tiene una Estación Central de Autobuses conectada con los servicios férreos, los que sorprendentemente han alejado del centro del casco urbano, al contrario de lo que pasa en las grandes capitales europeas. Y tal parece de que nos hemos olvidado de que bajo tierra está el túnel del metrotrén, sin que nadie parezca muy interesado en darle utilidad. Y eso no es una cuestión ideológica, sino de pragmatismo para la mejora de nuestras comunicaciones.

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