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Disputa por la tutela del menor que denunció a su padre | Habla la exmujer del detenido por vender droga delante de su hijo

"Por proteger al niño hubiésemos infringido la ley", dice su abuelo

Mientras la familia materna de Pelayo esperaba noticias, reciben una llamada del centro educativo donde estudia el menor alertando de la presencia de su padre, al que no le habían retirado la custodia. En ese momento la familia materna se dirigió a toda prisa al instituto para recoger al niño y protegerlo. Al poner los hechos en conocimiento de su abogado y de la jueza solicitaron una orden de alejamiento contra el padre, que todavía mantiene la custodia.

"No nos importaba infringir la ley llegado el caso, queríamos esconder al niño a toda costa", aseguró su abuelo. Al final no hizo falta llegar a ese extremo pero el temor a que el padre se personase para reclamar al niño les rondaba la cabeza durante el largo jueves en que se sintieron desamparados por la Justicia. Las aguas comenzaron a volver a su cauce al mediodía del viernes, cuando el Juzgado de Instrucción Número 2 impuso una orden de alejamiento de cien metros contra R. F. R., tanto de su hijo como del domicilio donde reside, así como la prohibición de comunicarse con el mismo por cualquier medio. Todo ello "a fin de apartar al menor de un peligro o de evitarle perjuicios". Pero ello no implica la retirada de la custodia y el procedimiento judicial de revisión de la custodia sigue abierto y, tras suspenderse la vista en el mes de noviembre, está pendiente de fecha. Mientras tanto, Pelayo ha vuelto a casa de su abuelo en Muros del Nalón, "donde se siente tranquilo y a gusto y toca el piano siempre que quiere", aporta Lucía.

Lo cierto es que Pelayo es un virtuoso del piano con una prometedora trayectoria musical que empezó a cultivar desde bien pequeño en una academia de música de Gijón. Incluso su abuelo apostó por esta faceta artística regalándole un piano. "Pero su padre desprecia todo eso, no le dejaba tocar piano y le cambió de academia a otra peor", reprocha Lucía. El sueño de Pelayo era acceder al Conservatorio de Música de Gijón para hacer carrera. Su padre, consciente de que sólo se permiten dos intentos para acceder, urgió a su hijo a presentarse "para ver si suspendía y se le quitaba de la cabeza la idea y así un problema menos", relata Lucía. En un primer examen se cumplieron los pronósticos pero lograron que no se presentara en una segunda ocasión para mantener abierta esa posibilidad. "¿Cómo con todos estos antecedentes seguimos en esta situación? Los menores están desamparados", clama Lucía al describir el pasado de este vecino de Gijón de 51 años.

El presunto traficante es padre de cuatro hijos nacidos de otras tantas relaciones. Su primogénito, que ahora tiene 27 años, vive con la abuela paterna después del fallecimiento de la madre, que en su día le denunció por unos malos tratos por los que fue condenado. "A este niño le emancipó con 15 años para evitar tener que pagarle la pensión alimenticia", apunta Lucía. Después, con otra mujer, tuvo otro hijo, éste con autismo, del que se desentendió por completo y del que le quitaron la patria potestad. En tercer lugar nace Pelayo y posteriormente tiene una niña fruto de su relación actual con la que convive y a la que también pone en entredicho Lucía y su padre por "complicidad con R. F. R."

Ahora, Pelayo disfruta en la casa de su abuelo en Muros del Nalón e intenta recuperarse de lo vivido estos últimos meses, que le han hecho necesitar apoyo especial para superar el trance. Una recuperación alejada de su padre por mandato judicial pero no del resto de familia paterna. Lucía no quiere que su hijo pierda contacto con los demás parientes. "Sus tías siempre se han portado muy bien con él y mi hijo quiere mucho a su abuela, que ya es una persona mayor. Nunca me opondré a que vengan a verle", confiesa.

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