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Háblame del mar, marinero

José María Peláez, de gran capacidad pulmonar, salvó 81 vidas en el agua y reflotó 87 barcos con "la intercesión de la Virgen del Carmen"

Peltop, junto a su amigo y cantautor Rafa Lorenzo. LNE

"Dicen que hay toros azules en la primavera del mar" y también "dicen que el barco navega enamorado del mar, buscando sirenas va, buscando sirenas nuevas que le canten al pasar", cantó Pepa Flores. Bien, háblame del mar marinero Peltop.

De niño era inquieto, rubio, ingenioso, de ojos pardos y rechoncho. De chavalín iba a pescar a la vara (vara de avellano, aún no existían las cañas de bambú) desde las peñas de El Pasadoiro, cerca de la playa de San Pedro de la Ribera (Cudillero), con su abuela Soledad, y -recordó Peltop en conversaciones escritas por Cuca Alonso- que "sacábamos de todo". Un primer guiño náutico.

Los primeros dineros los ganó ya desenvolviéndose como pez en el agua. Cruzaba a pie el río Esqueiro, con dos cuartas de agua sobre los hombros y una enorme piedra en los brazos. Le daban diez céntimos por un show de algo más de un minuto. Los vecinos repartían también propinillas y chucherías cuando se sumergía en un pozo y cantaba bajo el agua. Cuentan que de su boca salían las burbujas con ritmo y acompasadas que hacían las delicias de niños y mayores a los que inundaba la sorpresa. Y en este medio acuoso, al que dedicó buena parte de su madurez, también se entretuvo, con nueve años, en salvarle la vida a un niño que se ahogaba en un enorme lavadero al que se había caído. En cuanto escuchó "¡qué se afuega, qué se afuega!" se lanzó a por él. Fue la primera de las 81 vidas que salvó en el mar este prohombre a quien el médico Mariano Colubi instruyó sobre cómo respirar y mover los brazos para adquirir mayor capacidad pulmonar.

"Bernardo", "Elisa", "Cortegada" y "El siglo" fueron sus barcos. A bordo de ellos ideó técnicas pioneras de reflote de barcos -hasta 87- e inventó novedosos artilugios para ganarle la vez al mar. Entre los hitos de su trayectoria marinera, iniciada en 1961 con "El Campuzano", de 12.000 toneladas, encallado en la costa de Candás, se encuentra la recuperación en 1962 del "Cabo Palos", hundido en la ría de Avilés desde hacía medio siglo; el "Manuel Iyera", de 50.000 toneladas, y, el más famoso, "Fly Spply", ambos encallados cerca de la entrada de El Musel, junto a la luz verde. Y también del remolque, con una lancha de gasolina y remo, de un barco a la deriva con cinco náufragos y dos cadáveres en 1960. El secreto, desvelado posteriormente por el cantautor Rafa Lorenzo, era colocar unas enormes bolsas de aire, o espuma en su defecto, que los empujaba a la superficie. Desde 1974 hasta 1990 fue delegado de la Cruz Roja de la Mar en Cudillero. Peltop salvó muchas vidas y recuperó cadáveres, como los restos de un niño ahogado en el pantano Pino Tuerto en 1954 al que sacó a pulmón de una profundidad de 36 metros. Su pasión por el mar motivó que impartiera numerosas charlas por toda Asturias e incluso crease un museo de anclas en Castrillón. Y gracias a esa capacidad para sumergirse pronto se corrió la voz y comenzaron a demandar sus servicios, por lo que nació "Desguaces Mar", empresa con oficinas en Gijón, Bilbao y Madrid.

Pero hay más. Peltop también protagonizó rescates en tierra. Sucedió en Tánger, en la Marruecos dictatorial del rey Hassan que decretó la orden de retener a la doctora Ana Wesley. Peltop se enfundó una chilaba y logró sortear la vigilancia compuesta por cinco sicarios para rescatar a la doctora a la que, no sin calamidades, llevó hasta Francia. En 1972 también se zafó, esta vez en solitario, de tres secuestradores, cuando trabajaba en el puerto de Bilbao y la banda terrorista ETA intentó secuestrarle, sin éxito.

Sin darse apenas coba hilvanó amistades de postín como el naviero griego Aristóteles Onassis, Henri Charrière "Papillón" o el explorador Jacques Cousteau, con quien compartió plató en el programa televisivo "La Clave" que dirigía José Luis Balbín. También alternó con la flor y nata de la farándula española pues tomó copas y fumó interminables puros con Camarón de la Isla, bailó con Lola Flores y departió, entre otros muchos, con Paco Rabal y Tony Leblanc. Incluso medió en un conflicto en que unos desalmados comenzaron a increpar a Josep Pla mientras se encontraba en una terraza del Tibidabo, en la ciudad condal. Peltop, puro y whisky en mano, se mantenía al margen pero sin perder ripio mientras unos gamberros acosaban al escritor catalán. Uno de ellos tropezó con él y tras ponerse farruco, ahí intervino. Les faltó tiempo para echar a correr cuando lanzó al primero por los aires. Desde entonces, mantuvo amistad y correspondencia con un envejecido Josep Pla que quedó eternamente agradecido.

En una entrevista en LA NUEVA ESPAÑA aceptó que "tenía que haber muerto docenas de veces" pero sus rezos a la Virgen del Carmen, "la Galeona de las gentes de mar", le amarraron a la vida. Hasta que el 23 de noviembre de 2009 salió el cartel de "The End" en el largometraje del sin igual José María Peláez, Peltop. A los 85 años falleció el marinero de la cabeza de hierro y el corazón de oro al que sólo le faltó vivir la llegada de la III República a España.

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