Ayer, día de la Constitución española, fue jornada festiva en todo el país pero más aun, si cabe, en el barrio gijonés de El Coto, debido a la celebración del día del patrón de su parroquia, la de San Nicolás de Bari, un día "muy especial" para los feligreses, que llenaron todas las bancadas de la iglesia, llegando incluso a quedarse gente fuera, esperando a que terminase la misa de mediodía.

La ceremonia reunió en el púlpito a una docena de párrocos gijoneses, incluido, como no podía ser de otra forma, Fernando Fueyo, anfitrión de la celebración y que ayer cedió el peso de la misma en favor de José Aurelio Llorens, flamante arcipreste gijonés, quien en su homilía remarcó la importancia de palabras como "caridad" o "compartir", aseverando que "en medio de una sociedad de masas y deshumanizada, una fiesta como esta es un reducto", discurso muy acorde a la inscripción que preside la parroquia: "todos un poco, no unos pocos todo".

La misa fue animada por el Coro de Voces de Cimadevilla, que interpretó, además de los tradicionales cánticos de culto, "nuestro himno, no el del Sporting, sino el Gijón del alma", como anunció Fernando Fueyo, capellán sportinguista, y que levantó una salve de aplausos a su final.

Sin embargo, la gran ovación del día se la llevó el fallecido Enrique Domínguez, quien recibió a título póstumo el reconocimiento como "feligrés ejemplar", otorgado por unanimidad por el consejo parroquial "por su brillante trayectoria a cargo del fichero de la parroquia, en el grupo de liturgia o ayudando en el campamento" y que recogió visiblemente emocionada su viuda, Carmina García, "también excelente colaboradora". García, quiso recordar a su marido como "el revoltoso del barrio, siempre con una broma y una palabra amable para todos, con una vida dedicada a cualquiera que lo necesitara".

Finalizada la misa, los miembros del Grupo de Baile "Jovellanos" sacaron en procesión tanto al santo como a la Inmaculada Concepción, hasta la cercana plaza de la República, donde animaron la velada con bailes tradicionales asturianos, acompañados de gaita y tambor. "Siempre nos gusta colaborar en estas fiestas, además así devolvemos el favor a Fueyo que nos deja los locales para ensayar", analizó Roberto Fernández, presidente del grupo. Además, junto a los bailarines más experimentados que llegan incluso a acudir a "festivales internacionales, en Portugal o Suiza", actuó el grupo de baile infantil. "Lo pasamos muy bien, ensayamos un día a la semana y luego hacemos tres o cuatro salidas todos los años", aseguró la pequeña Llara Álvarez tras la actuación.

Devueltas las imágenes a la parroquia, cuatro autobuses llevaron a parte de los feligreses a la tradicional comida de hermanamiento, tras la cual "tenemos sorteos y baile", enfatizó Maca Méndez, en "una fiesta muy entrañable y bonita".

"Es un día de mucha alegría, de hermandad, en el que la gente se une y pasan un gran rato juntos aprovechando que el tiempo también acompañó", aseveró Fueyo, "agradecido a todos los que asistieron",