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Los más pequeños se refugian en el arte

Artistas plásticos colaboran con alumnos gijoneses para concienciar sobre la situación de las personas desplazadas por los conflictos

Por la izquierda, Benjamín Menéndez, Maite Centol, Montserrat López y Chus Cortina. ÁNGEL GONZÁLEZ

"¿Qué objetos te llevarías de tu casa si tuvieras que huir de forma espontánea?". Más o menos, ésa fue la pregunta que le hizo Benjamín Menéndez a alumnos de primaria de los colegios Laviada y Lloréu, con la intención de que, de algún modo, se pudieran poner en la piel de los refugiados, que tienen que dejar su hogar para alejarse de los conflictos que les conciernen. "Todos los alumnos fueron muy participativos, se implicaron desde el principio", explicó Menéndez, quien, con los objetos que los más pequeños imprimieron en cerámica, realizará un mural que conforme la palabra S.O.S.

El suyo fue uno de los tres proyectos, comandados cada uno por un artista distinto, con los que se busca "hacer comprender a los más pequeños la realidad de los refugiados, hacerlos partícipes de su problemática, pero sin que lleguen a sentir angustia o culpabilidad por ellos", explicó Maite Centol, otra de las artistas promotoras del evento. "No era un tema ajeno para ellos, ya tenían ciertas nociones sobre él", analizó Chus Cortina, el tercer creador, "por lo que buscamos que desarrollaran su imaginación para tratarlo".

Los proyectos, que fueron presentados ayer aprovechando la celebración del Día Internacional de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se basan en tres conceptos muy marcados: el hogar, los objetos más queridos y las caras de la reivindicación. De este modo, los alumnos de los colegios Río Piles y Montevil, bajo la tutela de Cortina, crearon su casa ideal, "segura, caliente, acogedora", teniendo en cuenta que "hay más de un centenar de palabras para definir el hogar, que no es solo un edificio, sino un concepto que va más allá, un refugio o un lugar donde poder sentirte a gusto", aseveró Cortina, que creó, con los azulejos pintados por los alumnos, un mural en forma de casa.

Por su parte, Centol trabajó con un concepto más abstracto: las peticiones de ayuda de los refugiados, expresadas en las pancartas que en ocasiones muestran a la prensa, "una manera de posicionarse" que buscaba su réplica en los alumnos gijoneses, a los que se les pidió que hicieran lo propio.

"Es la primera vez que se hace un proyecto de este tipo", aseguró Montserrat López, concejala de Educación del Ayuntamiento de Gijón, "buscamos inculcar en los más pequeños actitudes positivas ante los refugiados, entender sus miedos y qué situaciones son a las que se tienen que enfrentar". Desde el punto de vista humanitario, el proyecto está siendo un auténtico éxito, ya que "sensibiliza a los niños durante el proceso, pero también al resto de compañeros y a sus familias, que pueden ver los murales de forma permanente en los seis centros", enfatizó Centol.

"Tenemos más muro disponible para que continúen este tipo de proyectos", ensalzó Amalio Núñez, director del colegio Río Piles. "Los niños están encantados con la iniciativa, ojalá no sea la única, ya que se prestan muy bien a estos propósitos, tienen la mente abierta y un gran corazón", finalizó.

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