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Un prodigio con cuerda para rato

Jesús Méndez Camacho, violinista de 15 años que representará a Asturias en un certamen, cuenta con "una facilidad sin igual" para la música, según sus maestros

Jesús Méndez Camacho, con su violín. MARCOS LEÓN

Sus profesores le consideran "un niño prodigio" y sus padres, para castigarle cuando se porta mal, le prohiben tocar el violín como señal inequívoca de que el joven Jesús Méndez Camacho, de 15 años, se toma en serio su pasión por la música a la que dedica unas dos horas diarias más tres horas semanales en el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón.

"Sé que es poco tiempo", valora Jesús Méndez, a quien parece que las notas le suenan en la cabeza incluso antes de tocarlas. "Tiene una gran facilidad, nunca se pone nervioso; no he visto nunca un caso igual", asegura su profesora Amaia Rey. Con esas virtudes no es de extrañar que recientemente haya ganado por segunda ocasión el Certamen Intercentros Melómano celebrado en el Conservatorio Superior de Oviedo. Logró convencer al jurado gracias a su interpretación de la "Hoja de álbum", de Richard Wagner, y "La Habanera", de Pablo Sarasate. Un primer puesto que le ha dado el derecho y la responsabilidad de representar a Asturias en la final nacional que se celebrará en Alicante este domingo.

Sus armas, además del violín, serán el "Primer movimiento del concierto para violín", de Mendelssohn, en mi menor, y el tema de Sarasate. "Tenía otra preparada pero se pasa de tiempo, solo disponemos de 20 minutos para convencer al jurado", explica. Y para mayor dificultad no compiten en igualdad de condiciones pues a este concurso se presentan todo tipo de instrumentos. Lo mismo se compite contra una flauta que contra un piano, como le sucedió en Oviedo.

Pero, como ocurre con muchos genios, Jesús Méndez no sabía lo que tenía dentro. Ni siquiera cuando de pequeño su abuelo le enseñó a tocar la guitarra española, por la que ahora guarda cariño y especial devoción. Tampoco porque sus tíos sean músicos, de piano y flauta travesera, respectivamente. Él se enroló en esta aventura porque se "picó" con su primo, que inició primero las clases. Entró en la Escuela de Música Viva "Tchaikovsky", de Gijón, en 2006, con 5 años. Allí destacan su interpretación "por una expresividad, madurez y temperamento poco habituales para su edad, y su repertorio engloba obras de gran variedad y dificultad".

Con once años llegó al Conservatorio y descubrió en el solfeo y el violín un mundo apasionante. "Es importante prepararte, cuanto más ensayes mejor, pero esto tiene una parte de don innato", reconoce con un poso impropio de su edad, porque no hay duda de que el esfuerzo y el compromiso son aceleradores de la madurez. Jesús compagina la música con sus estudios de cuarto curso de la ESO. "Eso es lo más duro", asume.

Mientras se expresa Jesús, Amaia Rey, su profesora que bien podría decirse que hace las veces de "manager", asiente. O interrumpe para ampliar la información. "Él no es consciente del gran nivel que posee. Tiene talento, le sale porque tiene esas facilidades. Hay que pulirlo, pero el talento innato ahí está", confirma. Y también influyen las nociones adquiridas junto a su profesor de toda la vida, el músico armenio Suren Katchatryan, que desde 1993 es violín tutti en la OSPA. Pero Jesús tiene criterio propio y estima que "afinación y ritmo" son las virtudes esenciales.

En su mente está "terminar en cuanto pueda el Bachillerato" y dedicarse a la música. "Lo que quiero es tocar, tocar y tocar", promete. Ya sea como concertista o dentro de una orquesta. Menos nítido ve un posible futuro como docente. Pero cultura musical tiene, aunque sea joven. "Me gusta todo tipo de música porque te permite expresar lo que uno siente", defiende. También escucha música clásica y apuesta por el producto nacional para escoger referentes. Isaac Albéniz, Manuel de Falla y Pablo Sarasate son, por ahora, sus modelos a seguir. Y en un futuro no muy lejano sueña con interpretar en escenarios imponentes de Rusia o Viena, cuna del arte en el que Jesús empieza a andar. "Eso molaría mucho", reflexiona. Porque es un niño normal.

"Me gusta salir con mis amigos, todos ellos me apoyan aunque no les gusta mucho la música clásica", reconoce. Hace la vida propia de un niño de 15 años aunque con las ideas muy claras y los reproches afilados. "Se apoya muy poco a los jóvenes, se da muy poco valor a la música y habría que inculcarla más, con conciertos para pequeños y mayores", considera.

A sus 15 años ha tocado ya en la colegiata San Juan Bautista, en el Jovellanos, numerosas actuaciones en el museo Evaristo Valle; en el Concierto de Navidad de 2011, ofrecido por la Sociedad Económica de los Amigos del País de Avilés; en el VI Concurso "Cuerdas de Barcelona", logrando el segundo premio de su categoría, entre otros; y fue ganador del primer Premio en el VIII Concurso-Festival Internacional "Rennaissance", celebrado en Gyumri (Armenia). Y el punto álgido de su currículum llegó en febrero de 2016, cuando fue seleccionado para participar en el programa "Virtuosos" de TVE como primer violín y solista junto a Ara Malikian. Pronto empieza el "Paganini" gijonés.

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