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El Museo Nacional de Antropología mira hacia la obra del luanquín Valentín Vega

La institución madrileña inaugurará el próximo jueves, con los fondos del Pueblu d'Asturies, una exposición del singular fotógrafo, fallecido en 1997

Obreros de la construcción, en una fotografía del año 1948. VALENTÍN VEGA

Nada de lo que ocurría a su alrededor le era ajeno. Y tal vez por esa actitud vital y despierta, Valentín Vega (1912-1997) desarrolló una mirada especial para calibrar el interés de lo cotidiano, pero con las gentes como protagonistas de las historias que iba captando con sus cámaras de fotógrafo ambulante. Fue el retratista voraz de un mundo que ha ido desapareciendo, pero del que sus imágenes ofrecen un testimonio perspicaz y de rara intensidad. Resulta coherente, por tanto, que el Museo Nacional de Antropología le dedique "La vida por delante. La infancia en la calle, 1941-1951", exposición monográfica que el espacio madrileño inaugurará el próximo jueves y mantendrá abierta al público hasta el próximo 12 de marzo.

Una muestra que sólo es posible por los sustanciosos fondos gráficos que custodia el Muséu del Pueblu d'Asturies. En esta fototeca, Valentín Vega está representado por unos 76.000 negativos. Imágenes, fundamentalmente, de la cuenca minera central asturiana, en concreto de los territorios hulleros del Nalón durante la década que va de 1941 a 1951, aunque la obra del fotógrafo asturiano es mucho más amplia.

Nacido en Luanco el 31 de enero de 1912, Valentín Vega se formó en Gijón, en la ciudad en la que creció. Heredó de sus padres el interés por la fotografía, una afición que también compartían sus hermanos, que llegaron a abrir estudios. Sus biógrafos han subrayado su paso por Valladolid, donde afinó un sentido artístico que aflora en muchas de sus imágenes.

Su compromiso militante con la UGT y con la causa republicana le valió una condena a prisión al finalizar la Guerra Civil. A principios de los años cuarenta, con un hambre que acuciaba a casi todos, Valentín Vega empieza a viajar en tren o en bicicleta a las Cuencas. Y siempre con su Leica. Él mismo se ve como un fotógrafo de calle. Y es la calle misma, la complejidad costumbrista de unos valles en los que conviven industrialización y ruralidad, la que va contando el fotógrafo en sus incursiones hacia los concejos del Nalón. Decide, finalmente, avecindarse en El Entrego con su familia, donde abrió estudio fotográfico y fungió como profesor de Educación Física.

El Muséu del Pueblu d'Asturies y su director, Juaco López, han sido decisivos en el subrayado de la importancia del legado fotográfico de Valentín Vega. Un ejemplo es el libro "Valentín Vega. Fotógrafo de calle", publicado hace quince años. Contiene aportaciones de Francisco Crabiffosse, Asunción García-Prendes y Ramón García Piñeiro. Son trescientas sesenta páginas en las que se da cuenta de aquel trabajo gráfico en los años cuarenta del pasado siglo. En el volumen se pone de manifiesto que, al elocuente valor documental de las imágenes, se suma la calidad artística de las mismas.

La exposición que inaugurará el próximo jueves el Museo Nacional de Antropología sigue la senda que abrió esta institución hace dos años. Entonces, también en colaboración con el Muséu del Pueblu d'Asturies, montó una muestra con los retratos fotográficos de tipos populares de otro destacado y pionero fotógrafo asturiano, el llanisco Baltasar Cue (1856-1918).

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