Conchita Rico, tan discreta como su marido o más, siempre a distancia del segundo plano, recibió un espectacular ramo de rosas rojas en homenaje a tantos desvelos de tantos años al lado de un empresario que se casó con ella y con TSK. En la mesa más cercana al presidente de la firma que celebraba su treinta aniversario compartían mesa y mantel tres de los cuatro mujeres de la vida de Sabino García Vallina: su madre, Enedina Vallina; su esposa, Conchita y su nieta mayor, Inés, "buena estudiante y mejor deportista", en palabras de su abuelo. La cuarta fémina del empresario, su hija Beatriz, directora económica financiera de TSK, representaba a la firma en una mesa en la que tomaron asiento responsables de distintas entidades bancarias.