Conducir, pilotar un barco, cocinar, crear un robot, dar una vuelta en tren o saludar al Príncipe Aliatar. En Mercaplana se puede hacer casi de todo, excepto aburrirse. Y la tarde de ayer, jornada festiva tras la llegada de Papá Noel y a la espera de los Reyes Magos, era el momento ideal para ello, por lo que cientos de gijoneses acudieron a la tradicional feria de entretenimiento navideña en la que los más pequeños de la casa disfrutan son los que más disfrutan, aunque no los únicos. "Este año es el primero en que venimos, pero ya nos acercamos un par de días", aseguraba Marián Ruiz junto con sus dos pequeños, Nora de 2 años y Omar, de 4, quien aseveraba que lo que más le gustó fueron "los animales, sobre todo el conejito y el cerdito", además de "los juegos educativos de madera".

Con el pequeño Omar coincidía Silvia Paz, de 10 años, mientras cocinaba "una brocheta de frutas y dulces" en uno de los talleres de cocina de la feria, a la que aseguraba venir "todos los años, desde pequeña". A su lado, Laura Martínez, de su misma edad, hacía hincapié en que le gusta la cocina "porque veo a mi madre".

A unos metros de ellas, Juncal Paredes, de 7 años, se desembarazaba del casco y el arnés de seguridad que le habían colocado para realizar un recorrido por las alturas. "Me lo pasé genial, fue lo que más me gustó, no me dio nada de miedo", explicaba mientras enfatizaba que "es como andar entre los árboles".

Sin embargo, el gran aliciente de esta edición son unas gomas gigantes que permiten a los jóvenes saltar a varios metros de altura. Las colas para disfrutar de la experiencia se hacían patentes, solo ensombrecidas por la cara de satisfacción de quienes salían, agotados por el esfuerzo, pero con una enorme sonrisa en la cara. "¡Qué pasada!", era la frase más repetida, mientras intentaban volver a ponerse a la cola.

Los más pequeños, optan por otro tipo de actividades, más sosegadas. Es el caso de Amaia García, de 4 años, quien es "un poco asustadiza" como aseveraban sus padres. "Lo que más me gusta todos los años es el pintacaras", confirmó la pequeña, con una gatita plasmada en su rostro con pintura. Mientras, los planes más familiares pasaban por disfrutar de una paseo por el recinto ferial, algodón de azúcar en mano o acudir a la firma de discos de la cantante gijonesa Tere Rojo.

En el pabellón de al lado, las reinas eran las manualidades, desde lo más tradicional hasta lo más moderno. Así, Candela Villafáfila, de 6 años se afanaba con la alfarería, haciendo "un bol para decorarlo luego". Con las manos embadurnadas de barro, afirmaba estar pasándoselo "muy bien es lo que más me gustó de Mercaplana". Junto a ella, su hermana Laura, dos años mayor, posaba para las fotos que sus padres hacían desde lejos. "Es imposible elegir, me gusta muchísimo todo", declaraba, aunque recordaba con cariño un clásico, "el paseo en tren" del año pasado. El contraste lo ponían Víctor Ribera, de 11 años y Alba González, de 10, quienes estaban "tuneando un robot" con diferentes piezas de mecano, una de las actividades más apegadas a las nuevas tecnologías que se pueden encontrar en el evento. "Está muy bien, es muy moderno y fácil", enfatizaron.

Trabajadores de la feria confirmaron que "vino muchísima gente, no esperábamos tanta afluencia", quizás apoyada porque, siendo día festivo, los padres podían acompañar a los más pequeños, que disfrutaron de un inolvidable día en familia, y apremiados porque mañana será la última oportunidad para acudir a la 44 edición del Salón de Navidad para la Infancia y la Juventud, que cerrará sus puertas hasta el año próximo.