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Voces con garra

Las tres formaciones del coro "El León de Oro" deleitan al público en la Laboral con un programa musical de gran originalidad y una peculiar puesta en escena

El conjunto de mujeres del coro "El León de Oro", durante su intervencion. JUAN PLAZA

En el teatro de La Laboral se vivió anoche un extraordinario Concierto de Año Nuevo, protagonizado por el coro "El León de Oro". Una excelente entrada de público siguió con entusiasmo el original programa, compuesto en una parte dedicada a compositores del Renacimiento, y el resto firmada por autores contemporáneos. En el recital intervinieron las tres formaciones con que cuenta dicha coral; el conjunto de niños, el de mujeres y el mixto o más representativo de "El León de Oro".

La puesta en escena resultó muy peculiar, incluso en ciertos momentos se ofreció una leve coreografía por parte de los cantores. Sin duda esta coral ha trabajado mucho y bien, prueba de ello es el sinnúmero de premios conseguidos, su proyección internacional y las magníficas críticas que se le otorgan. Este año cumplen el 20º aniversario de su fundación, es decir, es un grupo joven que ha sabido situar a la música coral en la élite de la polifonía española. Para tal cumpleaños sabemos que contemplan grandes proyectos que sin duda traspasarán nuestras fronteras.

En el escenario aparecieron, como inicio del concierto, las niñas, incluso las había muy pequeñas, todas vestidas de negro y rojo, dirigidas por Elena Rosso. Cantaron el Adoramuste Christe, de G. de Palestina, como los ángeles. Pensamos: si cantan así los niños, cómo lo harán los mayores. Se agregaron los muchachos, vestidos de negro con corbatas rojas, más el coro de mujeres para interpretar una pieza, "O Regem coeli", de Tomás de Victoria, muy difícil y complicada, puro encaje de bolillos, pero de perfecta ejecución. En la tercera Elena Rosso se sumó al coro, esta vez mixto, dirigido por Marco García de Paz. En realidad, en esta primera parte, se alternaron todos, mayores y niños unían sus voces en asombrosos empastes, logrando una perfecta musicalidad.

Hubo un número, "Fantasía de Alalá", interpretado exclusivamente por el conjunto femenino, de gran belleza plástica, recordaba en ritual pagano celebrado en torno a una sacerdotisa. Cantaron echadas en el suelo, arrodilladas, sin que sus voces se quebraran. Luego, el "Ave María" de Carrillo, fue una delicia, antes de que se juntaran todos en el escenario, acompañados del pianista Oscar Camacho, y del cajón de Pablo García Reyes. Eran más de sesenta voces, unidas, moviéndose en una espectacular coreografía.

La última parte se inició con una sorpresa. El coro mixto de "El León de Oro" se colocó en el patio de butacas formando una U frente al escenario; en éste estaba sólo el director. Cantaron el "Sanctus: London", de Gjeilo. No sé si fue su posición o la acústica que crearon, pero lo interesante es que su sonido fue precioso; momento inolvidable. Otro Sanstus, y una pieza e Mahler, completaron el extraordinario recital. Ante la entusiasta ovación del respetable, ofrecieron un bellísimo bis.

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