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Julio Prieto Mendo: "Mi novela trata de la dignidad, que está atropellada"

El escritor extremeño, afincado en Gijón, recupera a su detective Arcadio Selma

Julio Prieto Mendo, ayer, con un ejemplar de su novela. ÁNGEL GONZÁLEZ

La novela transcurre entre Madrid y Gijón, ciudad esta última que se ha convertido en un frecuente escenario de relatos policíacos. Tendrá algo que ver, suponemos, con la organización de la "Semana negra", la mayor cita española de literatura de género. Julio Prieto Mendo transita también esa senda de crímenes por esclarecer y de detectives más o menos canónicos que fatigan los rincones de la villa de Jovellanos. El escritor, nacido en Plasencia en 1951 pero afincado en Gijón desde hace once años, acaba de publicar "Dignidad es la palabra" (Círculo rojo). Es su segundo libro y lo presentará mañana, jueves, en La Buena Letra, a partir de las ocho de la tarde.

El título de esta obra, en la que su autor recupera a su personaje el detective Arcadio Selma, responde a una de las claves de la novela y a una de las preocupaciones de Prieto Mendo: "Y es que la dignidad está atropellada". Y aún añade: "Creo que es un asunto que está, en general, muy mal tratado, y que eso a lo que llamamos dignidad le falta a muchos de nuestros políticos y de nuestros representantes económicos, entre otros".

Para Prieto Mendo, "dignidad" es "la más hermosa de todas las palabras, y la de más valor. Todas las demás dimanan o confluyen en ella. O deberían hacerlo", según recuerda José Luis Labad Martínez en el prólogo que ha escrito para esta novela. "Si alguna vez pasean por Gijón, seguro que podrán ver al protagonista, Arcado Selma, en cualquier lugar, tal vez el restaurante "El Globo" comiendo en su rincón favorito, o perdido en el Cerro de Santa Catalina contemplando con la mirada perdida la ciudad o deleitándose con la frase que versa en un cartel de dicho cerro de otro insigne escritor, como fue Melchor Gaspar de Jovellanos, donde dice: "El espectáculo es fantástico", señala el prologuista.

La presentación de "Dignidad es la palabra", mañana en La Buena Letra, correrá a cargo de Pilar Ferreras, miembro de la Asociación de Escritores Noveles. Esta entidad, que preside Covi Sánchez, se ha convertido en una referencia nacional para autores no sólo inéditos.

Prieto Mendo empezó a publicar tarde, una vez jubilado de su profesión. En Madrid fue guía-correo, viajando con una agencia de viajes por casi toda Europa. Estuvo también en una agencia de publicidad y perteneció durante una década al desaparecido Banco Exterior de España. Durante catorce años trabajo para Ocaso Seguros. Recaló en Gijón hace once años, donde sigue viviendo con su mujer y sus dos hijos.

Prieto Mendo presentó su anterior libro, el conjunto de relatos "En el umbral de la nada", a finales de 2015. Apiñaba bajo ese título un conjunto de historias en el que su autor entreveraba realidad e imaginación. Por algunas de esas páginas, en concreto en tres de las diez narraciones, ya asomaba su perfil Arcadio Selma, el protagonista de "Dignidad es la palabra".

El nombre y el apellido de este personaje viene, según confesó ayer Prieto Mendo, de la propia literatura: de aquel José Arcadio Buendía, patriarca y creador del Macondo de Gabriel García Márquez, y de Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf, la novelista sueca que recibió el premio Nobel de Literatura en 1909.

Prieto Mendo describió ayer a su personaje como un "prototipo de dignidad". Arcadio Selma es un antiguo comisario de policía reconvertido en investigador privado, el detective que ha ido acuñándose a través de las novelas de un género que permite dar cuenta de los conflictos sociales contemporáneos.

Sin ánimo de querer destripar el argumento de "Dignidad es la palabra", la historia que ofrece Prieto Mendo parte de un homicidio: la madeja que debe desenredar Arcadio Selma. La narración comienza con una carta de Antonio Angara y Fuertes de Toledo a su mujer Inés Trápaga del Valle Afirma Labad Martínez. "Julio Prieto es una persona que cuida y mima las palabras a su antojo, escondiendo entre ellas esa magia que pocos escritores pueden contagiar y que nos obliga a leer hasta el final, para encontrar en cualquier recodo esa incógnita perdida, ese final insospechado que nos envuelve entre las páginas de esta novela". Prieto Mendo se siente especialmente satisfecho de algunos de los párrafos finales de "Dignidad es la palabra". ¿Tendrán continuidad las pesquisas de Arcadio Selma? Todo apunta que así será.

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