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MACARENA LÓPEZ-ROBERTS DERQUI | Escritora, marquesa de la Torrehermosa

"La falta de educación y de respeto son dos grandes males que afectan a la sociedad"

"Fue muy duro que acusasen a mi padre de encubrir el crimen de los marqueses de Urquijo, pero ya lo hemos superado"

"La falta de educación y de respeto son dos grandes males que afectan a la sociedad"

El próximo viernes, 20 de enero, presentará en el Ateneo Jovellanos su última novela, "La cara oculta del poliedro", una obra que ha merecido las mejores críticas. Lo hace porque Macarena ama a Asturias; aquí ha pasado los mejores veranos de su infancia y juventud, conserva grandes amigos, y le siguen enamorando sus paisajes y su gente. Aparte, es una mujer que hoy representa la cara más racional y moderna de la aristocracia; personas trabajadoras, luchadoras, que ignoran lo que es dormir sobre los laureles de su linaje; al contrario, llevan el título con discreción, como una medalla oculta en el interior de la ropa, pero de la que se sienten orgullosos. Macarena es sencilla, amable y sincera, no hay tabúes en su charla, ni siquiera al hablar de su padre, Mauricio López-Roberts.

-Dígame, ¿usted quién es?

-Nací en Madrid (1969), mayor de tres hermanos. Me considero una persona alegre, sociable y cariñosa, y al mismo tiempo solitaria. Soy alondra, es decir me gustan las mañanas y madrugar. Procuro terminar siempre los trabajos, y me entusiasman las labores en equipo. En definitiva, soy una curranta que conoce las dos caras de la moneda; la del cliente y la del proveedor. Estoy casada por tercera vez, felizmente, y tengo dos hijos, Darío, de 23 años, y Daniela, de 14.

-¿Cómo fue su infancia?

-Muy feliz, aunque fui una niña reservada, me comía las uñas? Creo que acusaba la tensión que se vivía en casa; mis padres no se llevaban bien. Maduré prematuramente.

-¿A qué jugaba?

-A la goma, la comba, las tabas? Ponía vestiditos a las muñecas, cocinaba y, sobre todo, me entretenía con aquellos juegos que precisan las manos y la cabeza, pero no fui una niña de televisión, sino de juegos y de alguna labor.

-¿Y su formación?

-Al terminar el bachiller, hice Publicidad, y trabajé de todo un poco; en una tienda de complementos, "Casus Belli"; en Cortefiel, en el departamento de Polo Ralph Lauren? Más tarde hice un master en Marketing y Dirección Comercial, y en 1989 entré en el periódico "El Mundo", donde me ocupaba de los anuncios por palabras y la cartelera. Seis años más tarde pasé al departamento de marketing, otros siete hasta que lo dejé. Ahora soy una freelance que hace proyectos comerciales y tengo una consultoría, "Addlid", de marketing estratégico y comunicación.

-¿Le va bien?

-Sí, sobrevivo. Compagino este trabajo con un taller literario.

-¿Cuándo pensó en empezar a escribir?

-Siempre me gustó. En "El Mundo" hacía mis pinitos, textos publicitarios, pequeños artículos? Pero escribir en serio, lo hago desde hace dos años. Viajé a Brasil, debido al trabajo de mi marido, y desde allí escribía crónicas para internet, para facebook? Eran cosas más serias. Un día me decidí por la novela.

-¿Cuál fue su génesis?

-Yo quería contar la historia de una mujer luchadora, valiente.

-¿Se identifica usted con ella, con Alex?

-Sí. Ambas tenemos mucho en común, como la necesidad de conocerse, para lo que nos sometimos a una terapia, después de sufrir varias crisis. De otro modo, las dos entendemos que el disfrute de la vida está en la familia, compuesta por gente bien venida a menos, pero personas cultas, amantes de arte.

-¿Sufre o disfruta ante la hoja en blanco?

-Sufro hasta que tiro del hilo de la cometa. Me apasiona dar vida a los personajes, siento que están vivos, y me trasmiten a mí una doble vida. Escribo siempre por las mañanas. Lo primero, al levantarme, es salir a caminar, luego hago veinte minutos de meditación budista, y a las diez me pongo a escribir, hasta las cinco de la tarde. Acompañada de mis dos mascotas, la gata Lola y el conejo Pandora.

-¿Tiene en mente su segundo libro?

-Sí, el tema es la historia de cuatro ancianos que viven en una casa tutelada; no han querido una residencia geriátrica. Sus características son diferentes, pero tienen mucho humor. En cierto momento han de participar en un programa de televisión, que es un concurso de viejas glorias, titulado "Cuarto Menguante", y la arman.

-¿Por qué ha elegido Gijón para presentar su libro?

-Tengo aquí grandes amigos, que me quieren, y aparte me gusta Asturias, su gastronomía, su gente tan amable. Hasta me atraen las panorámicas que ofrecen las grandes industrias.

-¿Qué le ha retribuido el título de marquesa?

-El orgullo de pertenencia a una familia de personas trabajadoras, cultas y educadas. Todo esto nos ayudó a superar el castigo infringido a mi padre por prestarle dinero a un amigo. Hace 35 años de la historia, y hoy lo llevamos con naturalidad, aunque el dolor de que lo condenaran por encubridor del crimen de los marqueses de Urquijo fue muy duro. Pasó cinco años en la cárcel, pero hoy nos sentimos muy orgullosos de él. Ha sido penoso, pero ya no lo es. El título me lo cedió mi padre en vida, ya que estaba separado de mi madre. De manera que soy la VI marquesa de la Torrehermosa.

-¿Qué le bulle en la cabeza en estos momentos?

-Problemas con la herencia de mi abuela, pero estoy contenta. He recibido el año con ganas de compartir cosas buenas con los amigos.

-¿Qué posee considerado como un tesoro?

-No tengo apegos materiales. Tal vez unos pendientes de brillantes que me regaló Luis, mi marido; los llevo siempre. ¡Ah!, y mi portátil, mi Mac, no puedo vivir sin él.

-¿Qué talento añadiría a su personalidad?

-Una buena voz de cantante de ópera, o ser una superbailarina.

-¿A qué teme?

-A la dependencia ante la vejez. Me gustaría ser útil y autosuficiente hasta el final.

-¿Quién es su enemigo público?

-La falta de educación y de respeto, dos males que afectan a esta sociedad. Sin educación no somos nada.

-¿A quién admira?

-A Gandhi, y a mi madre, una señora de cuerpo entero. A mis hijos, de los que aprendo mucho, y a las personas que se levantan todas las mañanas a trabajar para su familia.

-¿Qué sueño le queda por realizar?

-Vivir una temporada de meditación en el Tíbet, y escribir bien.

-¿Cuáles son sus hobbies?

-La lectura, el campo, la música y el cine.

-¿Con qué se le parte el corazón?

-Al ver llorar a alguna persona mayor, con el abuso de los niños, y con una película inolvidable para mí, "El paciente inglés".

-Si un día se perdiera?

-Qué me busquen en Ávila, en la dehesa de Bezojmeno, un lugar de mis primeros años.

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