El histórico joyero gijonés Carlos Roibás de Inza, de la joyería Roibás, falleció ayer en Gijón a los 88 años. El suyo es uno de los negocios con más solera de la ciudad, regentado en la actualidad por su hijo Carlos y con una larga tradición que se remonta a 1918.

Roibás se hizo cargo de hecho del negocio familiar que ya había pertenecido a su padre, y que había sido fundado a su vez por un tío. De ellos aprendió los secretos de un mundo, el de la joyería y el comercio, que él mismo confesaba como "un vicio, una profesión que me gusta y que ha formado parte de mí desde que decidí seguir con el negocio familiar".

Carlos Roibás de Inza recibió en su día una distinción del a Unión de Comerciantes de Gijón antes de su jubilación en reconocimiento a las largas décadas dedicado a la atención al cliente en una joyería, ubicada en la calle Corrida, que es una referencia para generaciones de clientes de la ciudad.

El funeral de cuerpo presente por el eterno descanso del joyero gijonés se celebrará en la iglesia parroquial de San Lorenzo, a las seis de la tarde de hoy y a continuación tendrá lugar el traslado del cadáver al Tanatorio de Cabueñes, donde sus restos mortales serán incinerados. La capilla ardiente ha quedado instalada en la sala número seis del mismo tanatorio.