¿Se imaginan una película con Flash Gordon y Fu-Machú en una batalla final? "Evidentemente ganaría Flash, está dentro de las reglas del relato: los malos pierden siempre". A esa conclusión llegaron en la tarde de ayer Javier Cuervo y Juan J. Alonso en su ponencia "El malo contra el bueno y viceversa" en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón: el malo siempre palma, la chica se salva.

Sin embargo, no fue una sentencia fácil, ya que para llegar a ella hubieron de estudiar a fondo a los dos protagonistas de sus respectivos libros: el héroe americano, analizado por Cuervo en su novela "Flash Gordon, el conquistador. El amor y la guerra en el planeta Mongo de Alex Raymond" y el antihéroe oriental, examinado por Alonso bajo un prisma con tintes filosóficos en "El mundo volverá a saber de mí. El insidioso Dr. Fu-Manchú y el problema del mal".

La ponencia, siempre en clave de humor como es habitual tanto en Alonso como en Cuervo, enfrentó a Flash Gordon y Fu-Manchú como dos personajes con gran relación entre sí, que perfectamente podrían haber sido las caras A y B de cualquier cómic.

"Fu-Manchú es mucho más atractivo que el pelma de Flash, que es un sosaina", sentenció Alonso, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA quien describió al antihéroe como "malo, sabio pero no feo", con un único fin, "dominar el mundo, aunque sin saber muy bien para qué, ya que nunca lo dice, pero siempre con medios horribles y detestables".

Por contra, Flash Gordon es, en palabras de Cuervo, redactor jefe de este periódico, "el típico héroe americano, guapo, atlético, deportista, valiente, aunque un poco insulso y soso", y con una asombrosa predilección por las mujeres.

En un arrebato de sinceridad, tanto Cuervo como Alonso desmontaron gran parte de los mitos existentes en la "cultura popular" respecto a los buenos y los malos, ya que, a fin de cuentas, Fu-Manchú y Flash Gordon tienen ciertas características en común. La primera de ellas, la máxima maquiavélica que dictamina que "el fin justifica los medios", ya que ambos hacen cualquier cosa para cumplir con su misión, ya sea positiva o negativa para el común de los mortales.

De otro lado, la innegable predilección por uno y otro que tienen sus seguidores, ya que "aunque Fu-Manchú fuera el malo, era el que caía bien, algo tendría", como sentenció Alonso.

No queda muy claro quién de los dos vencería en esa hipotética batalla final, pero sí quienes serían los verdaderos ganadores: los "frikis carrozas" como los autores, según propia definición.