Este año se cumple medio siglo desde que Luis Eduardo Aute publicase su primer disco. Este hecho, unido a que el cantautor no está pasando sus mejores momentos de salud, motivaron el homenaje que se le tributó ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, donde se proyectó uno de sus últimos conciertos, en Canarias.

El encargado de presentar la proyección fue el periodista asturiano Miguel Barrero, quien entrevistó a Aute en la pasada edición de la "Semana negra". Barrero definió al cantautor como "una de las figuras nucleares de la cultura española en los últimos 50 años", además de apostillar que "Aute ha hecho muchas cosas, y todas bien".

Para Barrero, Aute tiene multitud de similitudes con los "humanistas del Renacimiento", por lo que lamenta que su figura haya quedado relegada "por otros cantautores con mayor impacto mediático".

Aute, que comenzó en la música por casualidad, ya que sus primeros pasos fueron en el mundo de la pintura -disciplina que domina, junto con el cine o la poesía-, se define a sí mismo como "experto en nada, curioso de todo", precisamente una de las mayores virtudes que resalta Barrero de él: "Está continuamente investigando, experimentando, con una gran autoexigencia".

Tanto es así que Aute se decantó por la música, ya que "la veía como la herramienta más eficaz para llevar la cultura a la gente".

En la proyección, Aute interpretó, solo con su guitarra, seis de los temas más reconocidos de su carrera, como "Anda", "Al alba" o "La belleza", además de "Giraluna", con el que comenzó. Antes de tocar los acordes, Aute contó la historia de "Giraluna", quien consiguió ver la cara oculta del satélite porque "tuvo fe, no perdió la curiosidad y, sobre todo, tuvo criterio propio", quizás, una alegoría de su propia persona, un "disidente" que consiguió hacer realidad sus sueños.