El Gobierno del Principado va a plantear al Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, permita la entrada en servicio de la regasificadora de El Musel, al cumplirse este año el plazo mínimo que la Comisión Nacional de la Energía había sugerido que permaneciese hibernada, por no ser necesaria para el sistema gasista español.

El futuro de la regasificadora de El Musel se pondrá sobre la mesa en la reunión que van a mantener el martes de la próxima semana en Madrid el Ministro de Energía, Álvaro Nadal y el consejero de Industria del Principado, Francisco Blanco. Se trata de la primera reunión de representantes del Principado con el nuevo ministro. Lo referente a la regasificadora no será el único asunto a tratar, pero sí uno de los relevantes, según las fuentes consultadas.

La entrada en servicio de la regasificadora de El Musel es una de las reclamaciones del Principado desde que culminó la construcción de esa instalación, en la que Enagás invirtió 282 millones de euros. La obra concluyó en octubre de 2012, pero la instalación nunca llegó a entrar en servicio por decisión del Gobierno central, de acuerdo con un informe elaborado por la Comisión Nacional de la Energía que consideraba que la entrada en servicio de la instalación gijonesa no sería necesaria al menos hasta 2017, al contar holgadamente con capacidad para atender la demanda interna con el resto de instalaciones ya en funcionamiento.

Enagás, Puertos del Estado, la Autoridad Portuaria de Gijón y la patronal asturiana, también han abogado a lo largo de estos años por la puesta en marcha de la regasificadora gijonesa, al menos como centro de almacenamiento y reexportación de gas natural licuado. La propia Enagás tiene prevista otra inversión de 89 millones de euros adicionales para convertir la regasificadora de El Musel en un centro de redistribución de gas natural licuado, mediante transbordos del mismo.

Aunque su construcción fue autorizada para mejorar el sistema de aprovisionamiento de gas natural de España, la regasificadora de El Musel también está preparada para la recarga de barcos, algo que ya están haciendo otras plantas españolas.

Uno de los problemas para la entrada en funcionamiento de la regasificadora gijonés, aunque sea para el almacenamiento y recarga de barcos metaneros, son las sentencias del Tribunal Supremo que declararon nula la autorización administrativa que en su día le concedió el Estado a Enagás para construir la planta. La primera de las sentencias está en trámite de ejecución forzosa, al haberlo solicitado así el demandante, Los Verdes de Asturias (hoy Equo), que reclaman la demolición de la instalación, algo a lo que se han opuesto tanto Enagás como el Ministerio de Energía, que consideran que la instalación es legalizable.

El resultado de la ejecución de esa sentencia, además de la evolución del mercado del gas en España serán algunos de los factores que determinen la entrada en funcionamiento o no de la planta gijonesa. Uno de los argumentos que precisamente da Equo ante los tribunales para que ordenen su demolición es que la planta es innecesaria para el sistema gasista español dado que la misma no ha llegado a entrar en funcionamiento desde que se acabó de construir en 2012.

Pese a estar inactiva, el mantenimiento de la planta de El Musel para que esté en condiciones de comenzar a operar en cuanto le sea requerido, ha costado en los cuatro años que lleva hibernada más de 119 millones de euros, que se han cargado en los recibos del gas de los consumidores. La regasificadora de El Musel, impulsada para abastecer a los 11 ciclos combinados (centrales eléctricas que queman gas) que se habían proyectado en Asturias -la mayoría de los cuales no llegó nunca a hacerse- fue una de las justificaciones de la ampliación de El Musel.