La Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales ha comprometido la puesta en marcha de nuevas cacerías de jabalí en las zonas rurales de Gijón. Eso sí, en las zonas de seguridad establecidas, lejos de las viviendas.

El Principado sigue anteponiendo la limitación de riesgos, si bien los responsables de la Consejería señalan que en las zonas de seguridad donde hay casas habitadas contactarán con las sociedades de cazadores para que puedan hacer batidas con perros, con el fin de conducir a los animales a las zonas boscosas donde pueden ser abatidos sin peligro para los vecinos. Para ello, asegura la Consejería, se podrán en contacto en los próximos días con los afectados para llevar a cabo las actuaciones pertinentes. De hecho, fuentes del Principado señalan que las acciones se perfilarán a lo largo de la semana que viene, en cuanto a fechas y medidas concretas que dependerán, entre otros factores, del tiempo.

Las nuevas actuaciones que planea el departamento de Desarrollo Rural son fruto del descontento de los ganaderos de la zona, que han empezado a movilizarse en conjunto para reclamar soluciones a un problema que amenaza seriamente al entorno. Porque, como los propios vecinos señalan, este año casi no habrá forrajes como consecuencia de la acción de los suidos. "Está todo fozado", resumen.

El pasado jueves se reunieron cerca de 80 afectados de los concejos de Gijón y Villaviciosa, conscientes de que la unión hace la fuerza y convencidos de que las medidas planteadas hasta ahora no han sido suficientes para frenar una sobrepoblación de animales que no dudan en calificar como "una auténtica plaga".

Los ganaderos buscan hacer presión y que sus quejas se oigan a nivel regional, y no descartan incluso la organización de manifestaciones para dar a conocer una situación "insostenible". Los ganaderos se enfrentan, por un lado, a los daños que ocasionan en las fincas, arrasando con cosechas. Y por otro, a las consecuencias de ese daño, toda vez que el terreno queda inutilizado para el cultivo en una buena temporada. Todo ello con el consecuente quebranto económico tanto para arreglar las fincas destrozadas como para arreglar los cercados y para hacerse con nuevo forraje para el ganado.

Los representantes vecinales presentes en la reunión del jueves consideran, por su parte, que la promesa del Principado no supone un gran avance, porque "lo que hacen las batidas con perros es llevar a los animales de un lado para otro, al final acaban volviendo", asegura Soledad Lafuente, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos rural "Les Caseríes".

Lafuente pone el foco sobre las "pequeñas ganaderías, la gente de los pueblos que tienen unas vacas y una huerta, que son al final casi los que más sufren", y que "si no se actúa con cacerías en las zonas de seguridad, no verán que la situación mejora". Porque, como señala la representante vecinal, "la gente está dispuesta a que se cace en zonas pobladas, avisando con antelación. Lo que quieren es que se acabe con los animales que dañan sus propiedades".

Además, recuerda que "hay mucho terreno abandonado sobre el que habría que actuar", dado que "se ha convertido en un refugio ideal para los animales, pueden criar y esconderse sin problema".