Los jardines botánicos están en crisis. Como todo el sistema de ciencia y educación, también como la biodiversidad o el medio ambiente, fueron los primeros en sufrir los recortes, ajustes y, en algunas ocasiones, el abandono por parte de los poderes públicos y los partidos políticos gobernantes, y están siendo los últimos en verse afectados por la recuperación económica de la que presumen los gobiernos central y autonómicos.

En España hay cerca de 25 jardines botánicos. Son museos vivos de plantas, los únicos que tiene la ciencia botánica, espacios para la adquisición y difusión del conocimiento científico que se genera con el estudio de los vegetales. Además son lugares, también prácticamente los únicos, especializados y dedicados a la conservación de la flora amenazada.

La visita a cualquier jardín botánico es siempre agradable. Se cuenta que Linneo definió la Botánica como la Ciencia Amable. Es cierto. Entre plantas siempre nos encontramos a gusto. Pero los jardines botánicos no son unos parques públicos más. No son espacios ajardinados para el ocio y el asueto de la población, sin más. Son lugares de ciencia abiertos al público en general y, muy especialmente, a los estudiantes de todos los niveles del sistema educativo desde párvulos a universitarios. En los jardines botánicos encontramos belleza, estética, armonía, porque los responsables de estos jardines hacen lo posible por aprovechar la hermosura de las plantas. Pero, sobre todo, encontramos una gran diversidad de especies vegetales. Esta diversidad es fruto del conocimiento de los científicos que están al cargo de cada jardín botánico. Sin ellos, el jardín botánico desaparece poco a poco y se convierte en un espacio verde más de la ciudad.

La crisis ha sido una excusa perfecta y ha permitido banalizar el trabajo de los investigadores en todos los ámbitos. Investigadores casi siempre incómodos por no estar sujetos a otro poder que el del conocimiento científico. Algunos han llegado a pensar que cualquiera con menos preparación y con menos criterio podría hacer algo similar a mejor precio o, que si no se hacía, no tenía importancia, que la vida de los ciudadanos y de la sociedad continuaría sin inmutarse. Poco a poco nos hemos dado cuenta de que esto no era así. Que nuestros investigadores han encontrado acomodo en equipos extranjeros y que en España se han vaciado los centros de investigación.

El Jardín Botánico Atlántico es lo que es gracias a la colaboración, a lo largo de casi dos décadas, entre el Ayuntamiento de Gijón y la Universidad de Oviedo. El equipo científico aportado por la Universidad realizó el plan piloto, ideó lo que debía ser el Jardín y le aportó el contenido científico para que, desde el primer momento, fuera reconocido por toda la comunidad de jardines botánicos del mundo como un Botánico de primera fila. El equipo científico de la Universidad de Oviedo, al que ahora se expulsa, ha realizado durante las últimas dos décadas la mayor parte de la investigación en conservación de flora, de hábitats naturales y de espacios protegidos, que se ha desarrollado en el Principado de Asturias, los últimos 14 años desde el Jardín Botánico Atlántico en Gijón. Esto le ha dado un prestigio y reconocimiento nacionales e internacionales que, de otro modo, nunca habría logrado ese Jardín. El equipo científico supo darle contenido. Partió de un espacio histórico, buscó el modo de conservarlo e integrarlo en el nuevo uso, complementándolo con una serie de colecciones botánicas, de representaciones de la vegetación de clima atlántico de todo el mundo, de zonas de cultivo donde mostrar los aprovechamientos tradicionales de las plantas, pero también donde crear un banco de germoplasma en donde poco a poco se van conservando las riquezas botánicas asturianas. Ese equipo científico supo armonizar la tradición de los jardines botánicos, espacios de exclusivo uso docente e investigador, con los nuevos usos que la sociedad les ha pedido, espacios abiertos al disfrute ciudadano donde se pueden desarrollar actividades de todo tipo, siempre respetuosas con el espacio y el medio ambiente. El resultado ha sido un lugar querido por los asturianos, visitado por cientos de miles de personas cada año, el jardín botánico español que mejores resultados obtiene en la encuesta de google y un jardín respetado y admirado en la Asociación Iberomacaronésica de Jardines Botánicos, hasta el punto que el equipo científico del Jardín Botánico Atlántico ha presidido esta organización, que reúne a más de 40 jardines botánicos de España y Portugal, durante los últimos siete años.

¿Y sin un equipo científico vinculado a una institución científica, qué? Un jardín botánico sin equipo científico es un proyecto sin rumbo, es el mejor modo de perder calidad, perder contenido y convertirse en un parque más de la ciudad. Un espacio bonito, sin duda, agradable, sin duda, para pasear y disfrutar de las plantas, sin duda, pero también sin contenido. Dejará de ser un lugar para la docencia y la divulgación del conocimiento. Dejará de tener actividades educativas (sin la Universidad, éstas perderán su razón de ser). Dejará de enriquecer las colecciones para hacerlas atractivas a los visitantes interesados por las plantas (¿quién va a estar capacitado para elegir, buscar, pedir, cultivar, aquello que dé entidad botánica al Jardín?). Dejará de preocuparse por la conservación de la flora amenazada asturiana, porque los ayuntamientos nunca han dedicado sus recursos y capacidades a la conservación de especies silvestres. Dejará de desarrollar el proyecto contemplado en el plan rector y las colecciones y ambientes previstos, para los que ya hay espacio y sólo falta tiempo y algo de financiación, no llegarán nunca a materializarse, por falta de criterio científico adecuado. Y, seguramente también, el Jardín Atlántico dejará de ser ese lugar acogedor para eventos y manifestaciones culturales que es ahora, fruto de esa integración entre ciencia, cultura, naturaleza y ciudadanía.

Sin un equipo científico adecuado y amparado por una institución de larga trayectoria docente e investigadora como es la Universidad de Oviedo, el Jardín Atlántico dejará en poco tiempo de ser un jardín botánico, reconocido y respetado por toda la comunidad científica y la ciudadanía, para ser un parque más de la ciudad de Gijón. Tirando por tierra los grandes esfuerzos personales y humanos de otros equipos municipales y universitarios, las más de dos décadas de dedicación del equipo científico actual, que ha conducido el Jardín desde su inauguración, y los cientos de millones de euros que ha costado crearlo, desarrollarlo y convertirlo en lo que es hoy.

Los responsables municipales suelen tener unas miras cortoplacistas en sus decisiones. Los ciudadanos podrán juzgar en unos años ésta y otras actuaciones de sus gobernantes, recuperar de nuevo para la ciencia y la docencia un espacio como el Jardín Atlántico será posible, pero será mucho más costoso de lo que ahora puede parecer. Abandonar el proyecto científico del Jardín supondrá un grave deterioro a corto plazo. Recuperarlo, será un trabajo laborioso de años.

Esperamos que pronto se suscriba el convenio entre la Universidad de Oviedo y el Ayuntamiento de Gijón para dar continuidad al Jardín Atlántico dentro de la red española e internacional de jardines botánicos. Y consideramos además y sin ninguna duda, que el actual equipo científico es el más adecuado para continuar con esa responsabilidad al frente del Jardín Atlántico.

Suscriben este manifiesto:

  1. Millenium Seed Bank. Kew
  2. Asociación Iberomacaronésica de Jardines Botánicos
  3. Real Jardín Botánico de Madrid, CSIC
  4. Jardí Botànic de la Universitat de València
  5. Jardí Botànic de Barcelona
  6. Jardín Botánico Viera y Clavijo, de Gran Canaria
  7. Real Jardín Botánico de Córdoba
  8. Real Jardín Botánico Juan Carlos I, Alcalá de Henares
  9. Jardí Botànic de Sóller, Mallorca
  10. Jardim Botânico da Ajuda, Portugal
  11. Jardín Botánico de Olarizu (Vitoria-Gasteiz)
  12. "Sociedad Cubana de Botánica"
  13. Aranzadi Zientzia Elkartea - Sociedad de Ciencias Aranzadi
  14. Banco de germoplasma de la Universidad de Salamanca
  15. Banco de Germoplasma "César Gómez Campo" Universidad Politécnica de Madrid
  16. Jardín de Aclimatación de La Orotava (ICIA)
  17. Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas (SEBiCoP).
  18. Arborètum-Jardí Botànic de Lleida Dr. Pius Font i Quer
  19. Conservatoire botanique national des Pyrénées et de Midi-Pyrénées et Herbier BBF , Francia
  20. Centro Conservazione Biodiversità (CCB)
  21. Jardín Botánico de Cagliari. Università degli Studi di Cagliari.
  22. Karl-Franzens-Universität Graz. Institut für Pflanzenwissenschaften Botanischer Garten Graz. Österreich
  23. Botanic Gardens Conservation International, London, United Kingdom
  24. Royal Botanic Gardens, Kew, London, UK
  25. Botanical Garden, University of Vienna, Austria
  26. Stadtgrün und Straßenbetreuung. Abt. Botanischer Garten und Naturkundliche Station. Abteilungsleiter. AUSTRIA
  27. Stavanger botanic garden. Stavanger, Norway
  28. Zagreb Botanical Gardens
  29. Jardín Botánico de la ciudad de Buenos Aires. Dirección General de Espacios Verdes. Ministerio de Ambiente y Espacio Público
  30. Botanischer Garten der Universität Innsbruck, Austria
  31. Botanical Garden of the University of Latvia, Latvia
  32. Arboretum Kirchberg, Luxembourg
  33. Ringve Botanical Garden. NTNU University Museum. Norwegian University of Science and Technology. NORWAY
  34. Verband Botanischer Gärten e.V. (Association of Botanical Gardens in German speaking countries), representing a total of 80 Botanical Gardens (70 in Germany)
  35. Finnish Museum of Natural History LUOMUS. University of Helsinki
  36. Hungarian Association of Arboreta & Botanic Gardens
  37. The National Botanic Gardens of Ireland
  38. University Botanic Gardens Ljubljana
  39. Association of Lithuanian University Botanic Gardens (ALUBG)
  40. Balkan Botanic Garden Kroussia. Greece.
  41. Gothenburg Botanical Garden, Sweden,
  42. Mexican Association of Botanic Gardens.
  43. Chicago Botanic Garden. USA