El intento de golpe de estado de Tejero el 23-F de 1981 marcó el futuro del periodismo y sus trabajadores. Es el punto de inflexión para que la valoración de los profesionales de la comunicación haya pasado, en cierta manera, de prestigiosa, a cuestionable. Así lo trasladó ayer Rafael Sánchez Avello, periodista asturiano extrabajador de Televisión Española a nivel local y regional en el acto de ayer del Club LA NUEVA ESPAÑA titulado "Vivencias de un periodista".

"En su día los periodistas éramos unos héroes y ahora nos dicen que somos nefastos", reflexionó Avello, que comenzó su carrera en LA NUEVA ESPAÑA antes de continuar su trayectoria en TVE en Madrid. "El límite de por qué bajamos nuestra valoración los periodistas para los ciudadanos lo situó en el 23-F. Durante la transición hicimos de punta de lanza y se nos valoraba, pero después dejamos a las empresas y a los políticos su papel, que era el que estábamos haciendo nosotros, porque hacíamos de periodistas y de políticos, y los resultados fueron nefastos para nosotros".

Según comentó Rafael Sánchez Avello, a partir de ese momento, hace ya más de 35 años, "las empresas se dieron cuenta que tenían la sartén por el mango, porque hasta entonces pisaban huevos con los trabajadores, los políticos que pisaban todavía más huevos aún vieron cancha libre, y los periodistas empezamos a perder utilidad práctica".

Lo que sí tiene claro Avello es que el periodista sigue siendo necesario para la sociedad: "Es una figura clave para defender los intereses de los ciudadanos. La vocación es servir con la verdad y hay que recuperar esa sensación entre la sociedad".

De cara al futuro, además, cree que es determinante que, en la era de las nuevas tecnologías y las redes sociales, el papel del periodismo sea vital para obtener una buena información: "Comunicador puede ser cualquiera, pero ser periodista es otra historia. El periodista debe ser analistas, desde un punto de vista honesto y honrado".