Un colectivo animalista ha presentado en los últimos días en el Ayuntamiento una iniciativa con la que los dueños de perros pretenden evitar que se sigan produciendo los casos de envenenamiento de mascotas que tanto han alarmado a los propietarios de animales en los últimos años en Gijón. La actuación se enmarca dentro de un plan en el que se solicita una amplia reforma de las competencias de los agentes para que unidades como la Policía Medioambiental -de reciente creación-, pueda llevar a cabo nuevos servicios en defensa de la naturaleza.

Desde Fauna Urbana recuerdan que la Policía Local de Gijón dispone de una unidad canina con casi 30 años de historia que cuenta con seis perros especializados en la detención de drogas y en la búsqueda y el rescate. "Proponemos adecuar esa unidad a las nuevas necesidades. La desprotección de los animales y los ciudadanos -incluidos los niños pequeños-, ante las decenas de casos de cebos envenenados que se dan en la ciudad año tras año han ido creando una sensación de alerta permanente e inseguridad total entre los propietarios de los animales debido a la absoluta impunidad de los envenenadores", afirman los portavoces de este colectivo en el escrito que han enviado al Ayuntamiento.

Los datos dan la razón a estos gijoneses. A pesar de que algunos de los propietarios de los perros afectados por los envenenamientos acudieron a la Comisaría de Policía a denunciar la presencia en los parques públicos de estas trampas mortales, los agentes sólo llegaron a detener en una ocasión a un vecino de la ciudad como presunto responsable de las lesiones sufridas por varias mascotas. Aunque la Fiscalía pidió que se condenara a una pena de cárcel al acusado, la justicia acabó absolviendo al reo asegurando que no había pruebas para incriminarle más allá de las declaraciones de varios vecinos que decían que el imputado "se quejaba" de la presencia de perros en parques cercanos a su domicilio. Los animalistas recuerdan que el envenenamiento de animales es un delito grave castigado en la justicia española con penas que oscilan entre los cuatro meses y los dos años de cárcel.

Desde Fauna Urbana aseguran que "es recomendable que al menos uno de los perros de la unidad canina esté preparado para la detención de cebo emponzoñado y que el guía del perro esté formado en este tipo de actuaciones de manera que sean los primeros en intervenir ante un aviso de este tipo devolviendo la tranquilidad a los vecinos". Los animalistas critican que no haya "ni una sola condena en Gijón por delitos de este tipo" y aseguran que "la sensación de impunidad es total". En este sentido insisten en que impulsar protocolos como los que ya se han puesto en marcha de manera exitosa en ayuntamientos como el de Zaragoza puede ayudar a atajar estos casos que en no pocas ocasiones pueden llegar a suponer la muerte de un animal.

Los animalistas aseguran que en sólo tres meses "Albatros", el perro detector de venenos con el que cuenta la Policía Local de Zaragoza ya consiguió detectar su primer veneno. "En un escenario de delito no podemos admitir como válido que la solución sea destruir pruebas, que venga Emulsa y que limpie el parque donde había veneno", enfatizan los miembros de este colectivo. En este sentido desde Fauna Urbana recuerdan que todos los barrios de Gijón han sido objeto de este tipo de ataques contra los perros.