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Oraciones para una mar de rezos

El marino gijonés Carlos Fernández Salinas presenta su primera y premiada novela, de protagonismo oceánico

Oraciones para una mar de rezos

¿Se imaginan ustedes un autor que escriba su primera novela y que ésta reciba un premio de 19.000 euros? ¿Y que además dicho libro lo regale al público asistente a su presentación? Pues todo eso lo vivimos el miércoles en Gijón, concretamente en la sala de actos de la Caja Rural, completamente llena.

El autor es el gijonés Carlos Fernández Salinas, marino, responsable de la formación de los controladores del tráfico marino de España, del Centro de Salvamento Marítimo de Veranes. Su libro lleva por título "Los marinos prudentes leen las olas entre paréntesis", merecedor del XII Premio de narrativa de Viajes, 2016. Fue presentado por Luis Mayo, filólogo, profesor de Literatura en el Instituto de La Laboral, que se propuso no hablar mucho el contenido de la novela para no estropear su lectura. Así mismo se refirió al autor como hijo y nieto de marinos, -"todos los hombres de mi familia lo fueron", dijo-, en consecuencia Carlos Fernández Salinas siente pasión por el mar, y ese mundo de la mar es su fuente de inspiración.

Ambos, autor y presentador actuaron al alimón, es decir hablaron entre ellos de manera que el acto resultó muy ameno. Luis Mayo manifestó que el contenido de la obra lleva a lugares imaginarios, y que está escrita en primera persona. El protagonista es Darío, un chico de veinte años que ha perdido a su madre, y se decide a buscarla, naturalmente a través del mar. Carlos añadió que como autor proviene del relato corto, y que a Darío le ocurren muchas cosas. "Me gusta la literatura de acción, que no incurra en un exceso de descripciones; hay que dar un margen a la imaginación del lector", explicó el autor. En cuanto a la prudencia ésta es normativa inexcusable de los hombres del mar.

"Si quieres aprender a rezar, échate a la mar", manifestó el narrador durante la charla. La novela está ambientada en Asturias, y su génesis se sitúa en San Esteban de Pravia, donde hubo un pozo carbonero. Allí todo era negro. Vivía una familia con un hijo pequeño, al que su madre bañaba todos los días para quitarle la carbonilla adherida a su cuerpo. La historia es intemporal, ya que el autor estima que resulta peligroso centrarse en una época; en ese caso la novela envejece muy rápido.

"Los marinos prudentes leen las olas entre paréntesis", no es una tragedia, sino que incluso hay algunos toques de humor, recurso que al autor le parece muy difícil de conseguir. Al preguntarle Luis Mayo que a quién se parecía su estilo literario, Carlos Fernández Salinas respondió que tiene su propia voz, que no imita a nadie. "Me gusta mucho Borges, pero no intento parecerme a él". Al final, tras el generoso reparto de libros, la multitudinaria concurrencia fue agasajada con un vino español. Lo dicho, un acontecimiento insólito.

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