El presunto parricida de Monteana, que en noviembre asfixió con una almohada a su madre mientras dormía en la casa familiar, presenta una "grave enfermedad mental" que se remonta al menos dos años atrás pero que "estaba sin un tratamiento médico psiquiátrico". Una enfermedad que ya ha sido diagnosticada tras su paso durante un mes por la unidad de psiquiatría del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), diagnóstico en el que coinciden también las médicos forenses del Juzgado.

Según el estudio realizado, Iván González Fresno, de 32 años, presenta "una afectación de muy variadas y trascendentales funciones psíquicas modificando profundamente la personalidad de quien la padece y alterando significativamente sus facultades intelectivas y volitivas". Una vez diagnosticada esta "grave enfermedad" que le llevó supuestamente a asfixiar a su madre, el joven, que se encuentra preso en Villabona, ha comenzado con un tratamiento específico desde el mes de diciembre que "le ha devuelto a la realidad", en palabras de su letrada Yolanda Payo.

Con la medicación que le recetaron en el HUCA, "ha comenzado a percatarse y tener conciencia de todo lo ocurrido y le ha permitido tener constancia de su enfermedad", explica Payo. La abogada defensora, que el pasado sábado se reunió con él en Villabona, apreció por sus palabras "un absoluto arrepentimiento de lo ocurrido y por el dolor causado a toda su familia y a él mismo", en especial a su padre y sus dos hermanas que se encontraban en la casa en el momento de los hechos. Un daño por el que Iván González, "que echa a su madre de menos, llora por ella y por lo sucedido", solicitó expresamente tener contacto con su familia una vez "volvió a la realidad".

Previo al suceso, el joven tuvo un brote psicótico en el verano pero por el que no siguió un tratamiento médico después de su efímero paso por el hospital de Jove. "Es otra persona" tras el tratamiento prescrito por los médicos del HUCA y revisado por los equipos médicos del centro penitenciario de Villabona que ahora siguen el proceso y que, puntualmente, se lo suministran. "El problema es que no estuvo a tratamiento nunca", sostiene su abogada.

Un suceso que conmocionó la zona rural

El trágico suceso en que se vio envuelta esta familia de Monteana ocurrió la noche del 29 de noviembre de 2016. Iván González se despertó de madrugada en el domicilio familiar, bajó las escaleras y se fue directo a la habitación donde dormía su madre. María Milagrosa Fresno, "Marimí", de 54 años, murió asfixiada por una almohada mientras su marido y sus otras dos hijas dormían. El presunto parricida abandonó el lugar y se dirigió caminando, durante casi dos horas, hasta la Comisaría de El Natahoyo, donde se entregó y confesó lo sucedido. "Había bebido algo, vine caminando para despejar", apuntó entonces. Después del interrogatorio policial fue puesto a disposición judicial, donde reconoció que su madre "era con la persona que mejor me llevaba de la familia" pero "tenía que matarla". Antes de testificar ante la jueza, los forenses del Juzgado le sometieron a una primera valoración médica que resolvió que estaba en condiciones de declarar ante el tribunal. La magistrada escuchó su declaración, en la que el joven no mostró ni arrepentimiento ni aportó explicación alguna de los motivos que le llevaron supuestamente a matar a su madre. Tras exponer su versión de los hechos, el Juzgado de instrucción número 2, a petición de la Fiscalía, ordenó su ingreso en la prisión el 1 de diciembre.

El mismo día de decretarse su entrada en la cárcel fue trasladado al HUCA para ser sometido a un examen psiquiátrico pedido por la magistrada. Allí permaneció ingresado hasta mediados de enero, mes en el que los médicos evaluaron su estado mental para emitir un informe que se resolvieron hace unos días y que se suma a las actuaciones previas del proceso, junto al escrito por el forense. No obstante, faltan aún dos informes más que suscribirán otros dos psiquiatras.