Enséñame a decirte adiós/ y quedaremos citados en una vieja estación de trenes,/ en una ciudad a la que nunca viajaremos.// Con la fe de los perdedores,/nos aguardaremos temblorosos y verbales,/ mirando el tiempo que pasa callado,/ mientras mi último ramo de rosas/ sucederá en una estrofa desalojada.// Enséñame a decirte adiós/ y celebraremos lo que alguna vez no fuimos,/ una cita con verdades robadas al fuego/ caligrafía del deseo en la piel de la vida,/ un cierto lugar común de futuro/ con piel de ángel descielado.// Enséñame a decirte adiós/ protegidos por unos versos que se dedican a soñar la certeza/ de que la tierra prometida de todo amor/ es aprender como se dice adiós.