La leche se seca en Gijón. El concejo es el que más explotaciones ganaderas destinadas a la producción lechera ha perdido en Asturias en las dos últimas décadas, aunque la tendencia se repite en toda Asturias. El caso gijonés no deja lugar a dudas. Según los datos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) el número de ganaderías de leche era de 291 en el año 2000. El año pasado sólo se contabilizaron 47 ganaderías dedicadas en exclusiva a la leche, a las que hay que sumar otras 24 de producción mixta. Entre todas suman 53 productores, o lo que es lo mismo, explotaciones que hacen entregas de leche a fábricas. Y todo ello supone en términos generales la pérdida de alrededor del 84 por ciento de las explotaciones lecheras en apenas 16 años.

Unas cifras que han caído en picado y que, aunque difieren levemente de las de otros registros como el que ha llevado a cabo la Fundación Caja Rural de Gijón, que cruza los datos del Principado con los del Ministerio de Agricultura y Pesca, reflejan la misma tendencia y la misma realidad. "Gijón es el concejo asturiano en el que más cabezas de ganado y explotaciones lecheras han desaparecido en las dos últimas décadas, es el caso más llamativo", sentencia José Antonio Migoya Redondo, técnico de Caja Rural de Gijón y coautor junto con Benigno Fernández Fano del estudio "El sector productor de leche en Asturias, un acercamiento en sus cifras".

El motivo de una caída prolongada y sostenida en el tiempo hay que buscarlo, afirman los expertos, en dos cuestiones fundamentales. Por un lado, "el cierre de las fábricas lecheras que en su día hubo en Gijón y que recogían la producción a las ganaderías locales, como el caso de Lagisa", explica Migoya. Supuso, a entender de los expertos, que muchos pequeños productores decidieran dejar las explotaciones ante los cambios que se avecinaban. Y por otra parte hay que tener en cuenta "una creciente presión urbanística en la zona rural de Gijón". La tendencia a una mayor construcción de viviendas unifamiliares en el campo y las nuevas bolsas de suelo residencial han hecho que las explotaciones se redujeran. Y todo ello sumado con el envejecimiento de la población y un trasvase hacia otros empleos vinculados al sector industrial han dejado la producción láctea en una actividad casi residual en Gijón.

El año pasado se entregaron en Gijón, tal y como reflejan los registros del Sadei, 6,8 millones de kilos de leche frente a los 17,6 millones que se entregaron en el año 2000, aún con la cuota láctea vigente. La caída de las cifras se refleja también en el número de animales de la cabaña productora de leche en las ganaderías gijonesas. Hoy en día hay en el municipio 1.907 vacas de leche registradas como productoras, mientras que hace 16 años había 5.480 reses. Es decir, ahora hay tres veces menos que a principios del milenio.

La caída en la cabaña ha sido constante en los últimos años. Sólo en el año 2012 se registró un incremento en el número de reses productoras (que no de ganaderías), con 708 vacas de leche más que en el año precedente. Desde ese año la cabaña no ha dejado de menguar. Y lo mismo ha ocurrido con el número de explotaciones, según los datos de Sadei. Únicamente el año pasado crecieron, aunque de forma anecdótica: en 2016 se dieron de alta dos explotaciones nuevas, hasta quedar en 47.

Con los datos encima de la mesa, los expertos tienen claro que la producción lechera es un mal negocio para Asturias en general y para Gijón en particular. Se importa más leche de la que se exporta y mantener ese balance deficitario acaba traduciéndose en que muchas pequeñas explotaciones tiran la toalla.

La ganadería de producción cárnica se mantiene por encima de la de leche, tal y como reflejan las cifras de Sadei. En la actualidad resisten 399 explotaciones con 6.085 reses. Aún así la caída también ha sido considerable en cuanto al número de ganaderías: en el año 2000 se habían contabilizado cerca de 600. Lo que se mantiene estable en este caso es el número de reses, dado que hace 16 años había 6.252.