Es uno de los jóvenes adalides del liberalismo español y es jaleado por Esperanza Aguirre y Daniel Lacalle. Le pone peros a Rajoy. El periodista y profesor Diego Sánchez de la Cruz (Santiago de Compostela, 1988) presentó ayer en la Casa del Libro de Gijón su último libro: "Por qué soy liberal" (Ediciones Deusto).
-¿Y por qué es liberal?
-Es la mejor manera de garantizar el progreso. Acepto que hay otras personas que defienden caminos distintos hacia el bienestar, pero no lecciones de superioridad que tampoco pretendo dar. Debemos acostumbrarnos a los debates maduros, a que el apuntalamiento del consenso socialdemócrata no es la única forma de buscar el bienestar. Con más peso para el mercado y menos para el Estado, y lo argumento con datos, nos va mejor.
-Ese consenso socialdemócrata facilitó los "treinta gloriosos" en Europa.
-Lo importante no es el progreso episódico, sino el equilibrio del sistema. Y se ha perdido ese equilibrio entre la intervención en los mercados y los programas de redistribución. El problema es que, poco a poco, se ha ido profundizando en ese dirigismo de Estado. Lo vemos con la hiperregulación.
-Usted identifica capitalismo con bienestar y desarrollo, pero el capitalismo es compatible con la China de partido único o con el Chile de Pinochet...
-No conozco modelos de bienestar que no hayan abogado por un alto grado de libertad económica. Pone ejemplos de capitalismo económico sin libertad política. Cuando Chile transita hacia la democracia multiplica su desarrollo.
-Lo que quiero es que el capitalismo es compatible también con las dictaduras.
-Yo defiendo el liberalismo. Hong Kong es, quizás, la economía más libre del mundo pero no tiene un sistema de libertades. Es así. Hay que tener una visión integral: libertad en lo económico y en lo político. Cuando nos falta una de las dos patas, algo falla.
-Acusan al neoliberalismo, lectura radical del liberalismo, de ser el causante de la última gran crisis económica por sus desregulaciones intensivas.
-La causa de la Gran Recesión, a mi juicio, está ligada a la gran expansión crediticia perpetrada por los bancos centrales, que inundó de liquidez los mercados. Con los incentivos regulatorios, se cebó en el mercado inmobiliario. Conviene hacer una reflexión: es un error equiparar capitalismo con banca, porque hay pocos mercados tan intervenidos como el de la banca. Se evitan los procesos de competencia.
-Al final, lo que salvó el sistema fue el dinero de todos a través del Estado.
-¿Por qué nos endosan a nosotros los liberales la responsabilidad de una crisis generada por la banca central? Y además sus soluciones, que es la de rescatar indiscriminadamente a las entidades (bancarias); no tiene nada que ver con nuestras recetas. Se echa la culpa al mercado siempre, cuando no es el responsable.
-¿Hay que bajar los impuestos con carácter general?
-Siempre que sea posible, como decía Milton Friedman. Puede ser que tu rebaja no sea sostenible. Hay que cuidar siempre la salud financiera de la Administración.
-¿Cómo mantener el Estado del bienestar con la bajada de impuestos que defiende?
-Introduciendo mecanismos de competencia para que los contribuyentes puedan elegir. Y por la vía de la eficiencia en las reformas tributarias. Las hay que apenas tienen efecto macro pero son muy importantes. El ejemplo de Asturias: está en pie de guerra por el impuesto de sucesiones.
-¿Las condiciones asturianas de ese impuesto son injustas?
-Me parece injusto todo impuesto de sucesiones, así fuera del 0,1 por ciento. Y en el caso de Asturias, me parece confiscatorio. Sucede en otras autonomías, donde se grava un impuesto por tercera o cuarta vez. Son bienes adquiridos que han soportado ya una alta fiscalidad. Es injusto, y más cuando estamos con el agua al cuello por la crisis. Es antisocial: golpea a las clases medias y es un impuesto a la muerte.
-Los años de aplicación de las recetas neoliberal han sido los del crecimiento de la desigualdad. ¿Cómo lo explica?
-La desigualdad no es una medición de bienestar. Hay sociedad muy iguales que son muy pobres, y al revés. El aumento de la desigualdad en Europa no ha sido muy pronunciado.
-No es lo que dice Thomas Piketty...
-Se centra más en el ámbito anglosajón. Y ahí, sobre todo en Estados Unidos, sí se produjo ese aumento de la desigualdad. Si se inunda de liquidez el mercado, las élites financieras se enriquecen. Eso explica en parte el voto de descontento que ha ido a Trump. Si sirves a un mercado de siete mil millones de personas, como hace Estados Unidos, cuánta más globalización, más se enriquecen las élites. Y, también, si esa expansión es tecnológica - de Amazon a Facebook-, el enriquecimiento es espectacular. Les ha costado menos que a Amancio Ortega, por ejemplo. Crean riqueza. Se han acreditado problemas estadísticos en los trabajos de Piketty. Es un debate peca de un cierto esnobismo. Puede que en otros países se dé ese aumento de la desigualdad, pero en España esa subida se debe al paro.
-Antes mencionaba a Trump, que supone un regreso al proteccionismo que usted critica. No sólo eso: en una de las cunas del liberalismo se vota a favor del "Brexit", y la extrema derecha crece en Holanda o Francia. ¿Le preocupan estos fenómenos?
-Sí. Y empezamos a valorar más la libre circulación de personas, capitales o mercancías. No todos los populismos son iguales. Los hay de extrema derecha, de extrema izquierda... En todo caso, hay que apostar por soluciones moderadas, no excluyentes. Los liberales estamos del lado de la historia que se oponen a los populismos de un lado y otro. Por cierto, Marine Le Pen y Pablo Iglesias piden lo mismo en economía, por simplificar.
-Usted ha dicho que Rajoy es poco liberal...
-Así es. Hizo una reforma laboral interesante pero después ha subido los impuestos a mansalva. No ha aplicado el pulso reformista a otros ámbitos. Entiendo que el contexto ha sido desfavorable, pero al PP y al resto de partidos les falta una agenda más liberal.
-¿Prefiere a Esperanza Aguirre?
-En Madrid, con la receta liberal se ha multiplicado la creación de empleo y riqueza. Compartimos ideas.
