No han sido pocos los que, después de haberle comprado un piso, han sufrido un embargo por impago del impuesto de sucesiones, pero ninguno de los que le han denunciado han conseguido su condena definitiva. Camilo P. V. , el santero cubano acusado de estafa en la venta de los numerosos inmuebles heredados de una rica boticaria de Somió tres décadas mayor que él y que falleció curiosamente en el banquete de la boda entre ambos en La Habana, vuelve a salir absuelto por la sección octava de la Audiencia Provincial, y esta vez después de que hubiese sido condenado -por primera vez- en primera instancia por el juzgado de lo penal número 3 de Gijón.

El juez Bernardo Donapetry ha revocado la pena de un año y medio de prisión para el santero cubano, así como para Marcelino V. P, un comercial inmobiliario condenado junto a él en primera instancia por participar como intermediario en la venta de los pisos gravados con una deuda con el Principado por impago del impuesto de sucesiones. La Audiencia Provincial no ve probado que orquestasen una estafa en la venta de inmuebles gravados con deuda fiscal. "No existe prueba directa ni indirecta de que, como se dice al inicio del relato de hechos probados de la sentencia apelada, los acusados actuaron de mutuo acuerdo 'y siguiendo un plan preconcebido con ánimo de defraudación'", recalca Donapetry, que ya absolvió al santero cubano en otro proceso anterior por la denuncia de otro afectado que le compró un inmueble. El juez, en ambos casos, remite a los denunciantes a la vía civil para obtener indemnización por el perjuicio económica en la compra de los pisos, pero sigue sin ver prueba suficiente de estafa.

El número de afectados es elevado, pues la herencia que recibió Camilo P. B. de la rica boticaria, María del Carmen Repesa, es cuantiosa: 27 pisos, entre ellos un edificio entero de seis plantas en el centro de Gijón. Y Camilo P. V. se fue deshaciendo de todos esos bienes progresivamente. En un primer momento sí liquidó un impuesto de sucesiones de 754.314 euros, pero su matrimonio en Cuba con Repesa, que murió en el banquete de la boda, no pudo ser inscrito finalmente en el Registro Civil español, por lo que pasó de heredar como viudo a hacerlo sin parentesco, lo que elevó el impuesto de sucesiones de la herencia, adquiriendo una deuda tributaria de 3,1 millones de euros, que fue transferida a los compradores de los pisos una vez los vendió. Camilo P. V. tiene un juicio pendiente por otra causa similar, al que no pudo asistir "por problemas con el visado" en Cuba.