Aquella década de los sesenta se había iniciado con importantes eventos que iban a cambiar los horizontes empresariales -no solamente el "Festival de Melodía de la Costa Verde" y el "Festival Internacional de Cine y TV para Niños"- que iban a dar nuevas dimensiones industriales y demográficas a Gijón. Un hecho trascendental fue la creación el 30 de mayo de 1961 de la Unión de Siderúrgicas Asturianas, S.A. (Uninsa) -con la participación de las empresas Sociedad Asturiana Santa Bárbara, Fabrica de Mieres, S.A. y Sociedad Metalúrgica Duro Felguera, S.A.- con la finalidad de instalar y explotar conjuntamente un innovador tren de laminación de perfiles comerciales que sería instalado en el bucólico valle entre Cenero y Veriña, con la expropiación de terrenos que lamentablemente algunos de ellos nunca fueron utilizados posteriormente para la industrialización, a pesar de la innecesaria demolición de históricas edificaciones tradicionales.

El aluvión de trabajadores desplazados obligó a la empresa a construir dos mil viviendas destinadas a los empleados. Así, en cuatro años, Gijón pasaría de los 121.000 a los 237.200 habitantes. Todo aquello propició un importante desarrollo en las infraestructuras y fueron incorporados a "Uninsa" los patrimonios siderúrgicos de las tres empresas fundadoras para construir y explotar una factoría siderúrgica integral, a tan sólo dos kilómetros del puerto de El Musel, que gracias a los tráficos cautivos de la siderurgia pronto alcanzaría los tres millones de toneladas.

Toda aquella inversión supondría un importante cambio de mentalidad para los hasta entonces ejemplares emprendedores de la historia de la industria asturiana que iban a pasar con el tiempo a ampararse bajo el paraguas de la empresa pública.

Un artefacto explosionó cuando Franco inauguró una exposición en 1946

Aunque en el año 1946 se había tratado de recuperar el espíritu de las ferias con la organización de la "Exposición de Productos Regionales del Noroeste" en Los Campos Elíseos, entre los días 18 de agosto y 1 de septiembre, bajo la batuta de un funcionario del Ministerio de Comercio llamado José María de Barbachano, no logró los éxitos de participación popular de las anteriormente celebradas en aquel mismo escenario.

La noticia -que no lo fue porque no se hizo eco de ella ningún medio de comunicación- es que a la entrada al recinto ferial el Jefe del Estado, Francisco Franco, una pequeña bomba artesana que colocaron en uno de los tiestos decorativos hizo explosión, pero sin causar daño alguno. Solamente el susto que motivó que Francisco Franco no volviese hasta casi dos décadas después para inaugurar el primer horno de "Uninsa".

Eran tiempos difíciles en los que la libertad de información brillaba por su ausencia en los medios de comunicación. Debido a ello, en 1963 se hizo público un manifiesto de numerosos intelectuales encabezado por Ramón Menéndez Pidal y Ramón Pérez de Ayala criticando las falsas informaciones sobre la huelga minera y reivindicando el derecho de los trabajadores a negociar su situación laboral con los medios habituales en el mundo occidental.

En 1963 fue constituida la Caja Rural y debido a una orden del Ministerio del Aire fue cerrado el Aeropuerto de La Morgal que llevaba en funcionamiento desde el año 1942. En 1964, el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne inauguró en Oviedo los estudios de Radio Nacional de España y puso en marcha el repetidor de televisión del Gamoniteiro. El nuevo tren de laminación entró en funcionamiento en las instalaciones siderúrgicas de Veriña y el 3 de octubre de 1964 fue inaugurado el nuevo Instituto de Jovellanos.

Luis Adaro revitalizó la Cámara de Comercio de Gijón

También a principios de la década de los sesenta se empezó a vislumbrar un nuevo panorama para las ferias de muestras de Asturias, gracias a que Luis Adaro Ruiz-Falcó fue elegido en 1961 presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón, lo que motivó la apertura de una nueva etapa histórica, ya que se encontraba en un estado de inoperancia total desde la Guerra Civil. Como eran insuficientes los pequeños locales consistentes en una sala y un despacho que la Cámara de Comercio tenía en la calle de Felipe Menéndez, una de las primeras decisiones que tomó fue la de buscar una nueva ubicación. Tal vez pensando en la recuperación de la tradición histórica, lo hizo en la zona donde había estado ubicado el Banco de España. Y uno de sus aciertos fundamentales fue la contratación como secretario general del joven abogado -dinámico y resolutivo, con un gran carácter- Pedro García-Rendueles y Aguado. El equipo que constituyeron iba a dar grandes momentos de gloria a nuestra ciudad.

Así, el 13 de agosto de 1964, el todopoderoso ministro de Comercio, Alberto Ullastres Calvo -un año antes de ser designado como primer representante del gobierno ante la Comunidad Europea- presidió la inauguración de la nueva sede en el número 17 de la calle del Instituto. Luis Adaro quien ya tenía muy claro la necesidad de recuperar las exitosas ferias de muestras de Asturias presentó entonces en los nuevos locales una pequeña exposición titulada "Asturias 64", en la que se mostraba un panorama de la situación industrial asturiana.

Una manifestación con el lema: "Abajo el capital y más justicia social"

En aquellos tiempos, en uno de sus habituales íntimos retiros espirituales en Covadonga, Luis Adaro Ruiz-Falcó tuvo la revelación de comprender la necesidad de dar un paso hacia adelante con una movilización popular para lograr la unión de todos y así fortalecer el desarrollo industrial asturiano por lo que escribió que "en el año 1963 densos nubarrones cubrían los horizontes asturianos. Ya el año anterior había comenzado una agitación social y las crisis de los sectores siderúrgico y hullero empezaban a manifestarse de una manera patente. Se veía venir una reestructuración general de estos sectores básicos, que ya se habían manifestado en otros países de forma rotunda. Por tanto, se esperaban agudos problemas y unos años de muchos esfuerzos para conseguir la reorganización de la siderurgia y de la minería de la hulla".

Debido a ello -de acuerdo con las instrucciones dadas por Luis Adaro tras su retorno de Covadonga- en la casa de Julio Paquet se celebró una reunión en la que participaron las llamadas fuerzas vivas de la ciudad para celebrar una gran manifestación porque "las alpargatas están en la calle".

El eficaz encargado de organizar aquella exitosa manifestación fue Pedro García-Rendueles quien fletó autobuses desde toda Asturias dándoles bocadillos y refrescos a los que se trasladaron hasta Gijón para participar entusiásticamente en aquella convocatoria que realmente pasados los años todavía no acierto a comprender realmente contra quien iba. La manifestación partió del colegio de los jesuitas que había sido reconstruido en el bombardeado cuartel de Simancas y al atravesar el paseo de Begoña hizo una sorprendente parada frente al "Café Dindurra", en la esquina de cuyo primer piso se encontraba la sede de la tradicional "Congregación Mariana de Los Luises". En la primera línea de la manifestación a Julio Paquet Cangas, le acompañaban los cargos políticos más representativos y todos ellos con camisas blancas arremangadas hasta el codo coreaban insistentemente un lema que hizo historia.

-¡Abajo el capital y más justicia social!

Después fueron por la calle Corrida -con otra parada ante el Club de Regatas jaleando a sus socios para que se uniesen a la manifestación- hasta llegar a la plaza Mayor, donde tras una patriótica intervención desde el balcón de la Casa Consistorial, se disolvió sin que hubiese incidente alguno.

Nadie negará que la realidad siempre supera a la ficción.