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Isabel López Ferrer | Ingeniera y directora general de la empresa Izharia

"Mi filosofía es elegir buenos profesionales sin miedo a los retos"

"Cinco de mis seis hermanos también son ingenieros y casi todos casados con ingenieros; nos unen trabajo y tenacidad"

Isabel López Ferrer, en su despacho de Madrid.

Isabel López Ferrer representa el paradigma de la mujer de hoy. Es audaz, trabajadora, tenaz y magníficamente formada. Méritos que en parte hay que atribuirlos a su educación, lo que coloca a sus padres en el pódium de la ejemplaridad. La empresa que actualmente dirige, Izharia, ha logrado llamar la atención de los grandes rotativos nacionales por sus resultados, ya que en 2016 ha crecido un 50 por ciento, todo un récord teniendo en cuenta la crisis que se ha llevado por delante tantos y tanto negocios. Isabel es directa, sincera, acogedora y muy profesional.

- ¿Usted quién es?

-Nací en Gijón, el 31 de diciembre de 1062; como era el primer hijo, a mis padres no les molestó la fecha. Tuvieron otros seis, así que soy la mayor de siete hermanos. Me considero muy trabajadora, extrovertida, sociable, y realista; tengo los pies en el suelo y la mente muy ingenieril, dicen que cuadriculada. Estoy casada y tenemos tres hijos varones, de manera que también soy madre de familia.

- ¿De niña arreglaba los plomos de la luz cuando ésta se iba?

-No, todo eso lo hacía mi padre, que también es ingeniero. En realidad lo sigue arreglando todo, y cuando viene a Madrid, voy juntando desperfectos para que él me los repare. Yo jugaba a las muñecas, las mariquitas, con la bici, a la comba? Como cualquier niña de mi edad.

- ¿Cómo fue su formación?

-Estudié el Bachiller entre el colegio San Vicente y en Instituto Doña Jimena, y la carrera de Ingeniería Industrial en la Escuela de Gijón, que aún estaba en la de Peritos. Pertenezco a la cuarta promoción, en la que yo era la única chica.

- ¿Ha trabajo siempre en el sector eléctrico?

-No, al acabar la carrera ingresé en Duro Felguera, concretamente en una filial del grupo, SAC, situada en el polígono de Silvota. Allí empecé a conocer algo los temas eléctricos. Me pidieron irme a Madrid durante tres años, pero vi que no era mi sitio y traté de buscar una empresa del sector eléctrico. Había enviado varios currículum y un buen día me llamaron de Red Eléctrica Española, la única que exportaba energía. Me mantuve 19 años en ella, pese a que yo tenía inquietudes, quería irme, pero me ataban los hijos, por eso no salí antes. Cuando al fin me decidí había descubierto mis capacidades de gestión, y monté mi propia empresa en septiembre de 2010, con dos amigos de socios, pero yo soy la única que trabaja en ella.

- ¿Cómo explica el milagro de su éxito en plena crisis?

-No me gusta hablar de milagros porque es un término religioso. Yo prefiero decir suerte. Pero hay una frase que me gusta: "La suerte es casual, el éxito viene del trabajo duro". Yo he trabajado muchas horas. Al principio tiramos de los amigos, pero buscando eficacia, y el cuidado de los clientes. Siempre cojo el teléfono, siempre doy el servicio durante las 24 horas. Soy flexible y la capacidad de empatía con los clientes creo que ha sido clave para encontrar el rincón del éxito, además de mucho trabajo.

- ¿Cuántas personas colaboran con usted?

-Al principio éramos sólo tres; yo, otro ingeniero y un delineante. Durante los seis primeros meses tuve la oficina en casa y yo hacía de todo. Ahora, al cabo de seis años, somos 42 en España, de los cuales el 86 por ciento son ingenieros. Y otros cuarenta fuera de España, así que en total somos más de 80 profesionales.

- ¿Qué facturación tienen?

-Cerramos el ejercicio de 2016 en cuatro millones de euros. Ahora llevamos un año en Panamá invirtiendo, pero en España sí hemos dado dividendos.

- ¿Quién ha sido su primer cliente extranjero?

-Una eléctrica de primer orden, Unión Fenosa, que nos contrató en 2011 para España, pero en 2012 salimos al extranjero siempre funcionando desde aquí. En cualquier sitio del mundo que pueda usted imaginar hemos trabajado, siempre contratados por las grandes empresas españolas. En Panamá nos presentamos al concurso y ganamos la oferta, así que ahora vamos por libre. Hubo que montar una oficina y constituir una empresa.

- ¿Es importante el contrato de Panamá?

-Sí, es para renovar y modernizar toda la red eléctrica panameña. Lo que supone más de un millón y medio de euros al año. Además estamos realizando la ingeniería completa de un parque eólico en Jordania, y la electrificación de once pueblos en Sierra Leona.

- ¿Cuál es su filosofía de trabajo?

-Escoger buenos profesionales, muy trabajadores y emprendedores, que no tengan miedo a los retos, que sepan tirar del carro.

- ¿Hay mujeres en su equipo?

-Sí, somos una empresa multidisciplinar, el 36 por ciento son chicas. Soy una defensora de la mujer porque estoy convencida de que aportan otros valores que hacen que el equipo funcione mejor. Aunque me encanta trabajar con hombres.

- ¿Cómo pudo compaginar empresa con maternidad?

-Pasando unos años muy jorobados. Desde que son bebés hasta los cinco años es terrible. Gracias a mi marido y a mi familia que siempre estuvieron dispuestos echar una mano. Yo tengo salido corriendo a dejar a los niños en Gijón o al revés, venían mis padres o algún hermano a sacarme del apuro. Hubo un tiempo en que me vi obligada a dar pasos atrás en el trabajo para dedicarme a los hijos y luego, gracias a la conciliación, pude disfrutar de su niñez.

- ¿Ha sufrido zancadillas?

-Sí, alguna, pero no por ser mujer, sino por el carácter de algún jefe que no comprendía que me fuera a la hora exacta de salida, mientras el pelota de turno se quedaba remoloneando. No comprendían que primero eran mis hijos.

- ¿Qué significa Izharia?

-Es el nombre de una estrella, pero sin hache. Las estrellas tienen energía y además estaba libre el "punto com".

- ¿Tiene tiempo para usted?

-Siempre lo busco. Recibo clases de pintura, juego al pádel, hice la carrera de piano y lo toco y me encanta hablar con las amigas. Voy a la peluquería y me pinto las uñas. Es lo que hay.

- ¿ Soñó alguna vez con llegar tan alto?

-No, la verdad es que ni lo busqué, son cosas que pasan, no ha sido un objetivo. Yo pensaba estar toda la vida en Red Eléctrica Española y nunca había imaginado montar una empresa; hasta mis padres se enfadaron.

- ¿Echa de menos Gijón?

-Sí, sobre todo el mar, la playa. Me gustaría comprarme un piso en Gijón para acabar mis días allí.

- ¿De sus seis hermanos, cuántos son ingenieros?

- Todos, salvo una economista. Y casi todos casados con ingenieros. Nos une el trabajo y la tenacidad.

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