Tanto hoy como ayer un puñado de vecinos del edificio incendiado y evacuado espera frente al inmueble de la calle Caveda, que permanece precintado, con la esperanza de poder entrar a recoger su documentación y enseres personales, tras haber pasado la noche en el Albergue Covadonga o en casa de familiares y amigos, a excepción de un hombre, de 30 años, que permanecía ayer a última hora ingresado en el HUCA.

La Policía Local acudió ayer por la mañana al lugar acompañada de los bomberos. Fueron estos últimos quienes accedieron al inmueble para verificar su estado y poder, en caso de que las condiciones de seguridad así lo aconsejasen, acompañar a un miembro de cada familia -la mayoría de procedencia rumana- al interior de sus viviendas.

En un principio, los agentes desplazados, con el beneplácito de los bomberos, habían dado el visto bueno a la operación, aun cuando vecinos de los edificios colindantes aseguraron que la cubierta había cedido por las llamas.

Finalmente, las posibilidades de acceder al inmueble se truncaron debido a que la unidad de la Policía Científica que está investigando el origen del incendio denegó la entrada. La orden está justificada ya que, durante el día de hoy, están procediendo a finalizar la investigación, tanto la inspección ocular como la recogida de pruebas.

Sin embargo, esta decisión encendió los ánimos de los inquilinos, que expresaron vehementemente la necesidad de acceder a sus casas. No obstante, lo que más preocupa a las familias de origen rumano que habitan el inmueble es la posibilidad de que alguna otra persona entre en el edificio y robe parte de sus pertenencias.

De hecho, algunos de los presentes ya aseguraban ayer a los agentes que se les había sustraído "dinero y una televisión de plasma", mientras otros solicitaban poder acceder a por las llaves de sus vehículos "para poder poner el tique de la ORA" y que no se llevara la grúa su coche o acceder a por la documentación "para poder llevar a mi hija al colegio".

Resignados, los inquilinos aceptaron ayer pasar otra noche vigilando la entrada para evitar robos, aunque la puerta fue asegurada con cadena y candado por la Policía. "Tendremos que hacer guardia y perseguir a los drogadictos para que no nos roben", aseguraba, con resignación, alguno de los afectados por el incendio.