La residencia de la Cocina Económica para personas mayores sin recursos "La Golondrina" cuenta ya con 17 usuarios. El centro ubicado en Somió empieza así a despegar después de varios meses de incertidumbre, tras su puesta en marcha el pasado mes de agosto y un prolongado periodo en el que las instalaciones permanecieron vacías.

Aún falta mucho para llenar todo el espacio disponible (la residencia cuenta con 62 plazas), pero ya empieza a recibir a los primeros usuarios "y vamos lentos pero seguros", resume Luis Torres, presidente de la Cocina Económica. Los usuarios cumplen, además, con los requisitos establecidos por el millonario Luis Bango Escacho, el benefactor que donó su herencia para la construcción de la residencia. Bango dejó dicho que el centro debería albergar a personas mayores sin recursos, que no puedan costearse otro tipo de estancias, y que sean válidas, esto es, que no tengan un alto grado de dependencia. Como máximo, "La Golondrina" admite a dependientes de grado uno, que aún mantienen buena parte de su autonomía. "Empiezan a aparecer personas que cumplen este perfil, tenemos a más en proceso de admisión", revela Torres, tras pasar por un periodo en el que incluso se planteó un cambio en los requisitos de admisión para albergar a más gente, porque "lo que no puede ser es que tengamos la residencia construida y vacía", apuntaba.

Los residentes pagan apenas 190 euros al mes de media, y disponen de todas las comodidades: fisioterapia, rehabilitación, una cafetería, capilla, despacho médico, de enfermería y farmacia, con habitaciones individuales y dobles y dos apartamentos para matrimonios o parejas, de tal forma que puedan vivir juntos con el mayor grado de comodidad posible. "Están encantados aquí", afirma Luis Torres, y así lo corroboran los usuarios. "Yo nunca había tenido vacaciones y aquí estoy como de crucero todos los días, me lo dan todo hecho", indicaba una de las residentes que ya lleva algunas semanas en el centro.