"Me encanta, ¡Es genial! Ir rápido es lo que más me gusta". Ángela Merino, de once años e invidente de nacimiento, era ayer la más feliz de todos los alumnos del colegio Montedeva, inmersos en una jornada dedicada al ciclismo. Porque para ella era la primera vez que podía experimentar la sensación de ir rodando en libertad, con el viento en la cara y a toda velocidad. "En casa me sostienen la bici mamá o los güelitos, pero esto es mejor", explicaba hecha un manojo de nervios antes de empezar con la ronda de vueltas por el patio. Y ayer, en cambio, pudo experimentar la sensación de ir en un tándem, que es "casi como ir sola". Lo hizo acompañada por un alumno de sexto curso, Jorge Carrasco, que ejerció de guía particular durante buena parte de la mañana.

Ángela fue una más de los escolares que llevan dos días participando en las actividades programadas por "La Vuelta Junior" de Cofidis, un evento que recorre una decena de ciudades de todo el país que serán final de etapa en la próxima Vuelta Ciclista a España con el objetivo de reclutar jóvenes ciclistas. El pasado martes acudió al centro el exciclista profesional Chechu Rubiera, quien relató a los pequeños numerosos detalles de la vida en competición, además de darles algunos consejos sobre deporte y vida sana. Especial interés mostraron los chiquillos por algunas cuestiones como "la de cómo se arreglan para hacer pis cuando van en bici y no se pueden bajar". "Siempre cuando se va cuesta abajo y no muy rápido", indicó Rubiera a los niños entre risas.

Fue la primera parte de la actividad, más teórica, que ayer culminó con la sesión práctica sobre ruedas. Higinio Fernández, monitor de "La Vuelta Junior", fue el encargado de organizar un circuito de habilidad para que los niños de Primaria fueran superándolos. Los más habilidosos serán elegidos, junto con alumnos de otros 13 colegios de Gijón, para cubrir los últimos kilómetros de la etapa de la Vuelta el próximo día 8 de septiembre, con final en Gijón y momentos antes de que lo hagan los ciclistas profesionales. "Están encantados y nerviosos, pero la verdad es que les da muy bien", aseguraba el monitor.

"Me gusta muchísimo montar en bici, así que me encantaría que me eligieran para hacer el final de etapa", reflexionaba Jorge Alonso, de once años, antes de cubrir con éxito el circuito de conos, giros y pruebas de habilidad como la de coger un bote con agua y cambiarlo de sitio. Lola Fernández también suspiraba por poder llegar a la Vuelta a España, porque "me encanta el ciclismo", aseguraba ajustándose el casco, dispuesta a dar varias vueltas por el patio en su bici.

Pero si para alguien fue especial la jornada, fue para Ángela Merino. Mientras los demás cubrían el circuito, ella seguía dando vueltas por el patio en tándem. Una actividad "que le viene fenomenal, a ella y a todos sus compañeros", como indicaba Patricia Lastra, su auxiliar educativa. "Es muy enriquecedor para ella, por todo lo que significa de inclusión y de hacer ver que todo el mundo puede hacer de todo si dispone de las herramientas adecuadas".