En menos de cuatro años ha hecho de la galería de la calle Jacobo Olañeta, "El arte de lo imposible", una de las salas de visita obligada. Le dio tiempo, pese a las apreturas a que se ha visto sometido el sector por las clavijas de la crisis económica, a organizar exposiciones de interés: de Gomila a Julio Rey, por dar sólo dos nombres. Viki Blanco ha empezado a despedirse. Confirmó ayer que cerrará el próximo 31 de mayo. Es una decisión meditada, según explicó a este diario, y consecuencia de su trabajo como gerente de una importante firma de laboratorios.

"Me da mucha pena dejar la sala, pero tengo razones laborales para hacerlo", explicó. Esa pensada despedida -la cuenta atrás-comenzará hoy mismo. La galerista tiene previsto inaugurar su última exposición, "En un mar de memoria", que dedica a los artistas del colectivo "Art Nostrum".

"Es una pena que tengamos que cerrar la galería, porque íbamos bien con las ventas", indicó Viki Blanco, que mantendrá no obstante su ligazón con el mundo del arte a través de la venta por internet. Y aseguró ayer, además, que seguirá con el programa artístico "Cómplices del arte" que ha puesto en marcha con el cocinero Pedro Morán en el restaurante de este último, Casa Gerardo, en Prendes.

"La verdad es que he entregado mucha ilusión a la galería, donde hice también una inversión importante, pero me resulta ya imposible seguir", subrayó. Y un conocido dicho, variante de un popular refrán, para resumir su decisión: "Quien tenga tienda que la atienda".

El cierre de Viki Blanco-El arte de lo imposible sigue a la verificada clausura, el último día del pasado marzo, de la sala Tioda. Su propietaria, la galerista María Ángeles Puerta, cerraba por última vez la persiana después de casi treinta nueve años al frente de la sala de arte que, en esos momentos, era la más veterana de la ciudad.

Los cierres de Tioda y Viki Blanco no son una buena noticia para Gijón, que es, desde hace años, el termómetro artístico asturiano. Una posición que ha ido ganándose, precisamente, por el dinamismo de la red de sus galerías de arte y por la atención de los responsables de las salas a los creadores, tanto asturianos como de fuera de Principado. Aficionados y coleccionistas pierden un espacio en el que sentirse felices.