"Yo no me hallo sino en Gijón". Fueron las primeras palabras, aludiendo a Jovellanos, del pregonero de esta Semana Santa, Alberto Manuel López-Asenjo, para seguidamente hilvanar un bello discurso, lleno de sentimiento y fe.

La celebración se había iniciado con la voz solemne de José Ramón Costales, al decir: "En este año del Señor 2017 dé comienzo el pregón. Redoblen los tambores y haga su entrada el ilustre pregonero". Le precedían los hermanos mayores de las tres cofradías penitenciales, encabezadas por Ignacio Alvargonzález, presidente de las mismas. Después de saludar a las autoridades civiles y religiosas, y agradecer la presencia de la alcaldesa, Carmen Moriyón, Ignacio Alvargonzaléz dio comienzo a la ceremonia leyendo un poema de José María Pemán. Lamentó el robo del puñal de la Dolorosa calificándolo de "insensato y sacrílego".

Refiriéndose al pregonero, al señor López-Asenjo, dijo que nació circunstancialmente en Ávila, pero a los cinco años ya vivía en Gijón, donde hizo sus estudios en el colegio de La Inmaculada y es doctor en Medicina Veterinaria por la Universidad Complutense. Su carrera profesional es densa e importante, está en posesión de múltiples condecoraciones y órdenes y desde el pasado 27 de enero es secretario general de Pesca, es decir, la mayor autoridad en dicho sector. Vuelve a Gijón siempre que puede.

El pregonero, impecablemente vestido, después de agradecer el honor, dio lectura a su discurso. Hizo un análisis de la Semana Santa a partir del hecho religioso; sus incidencias económicas y sociales, sus altibajos y su fuerza. "El pueblo que no respeta sus tradiciones no es capaz de respetarse a sí mismo", afirmó. Puso en valor los nuevos criterios de la Iglesia referentes al medio ambiente, como demuestra la encíclica del papa Francisco "Laudatio si", y destacó la labor de Monseñor Kike Figaredo en Camboya. Hizo hincapié en los mensajes de la Iglesia al censurar el egoísmo, los sufrimientos de los excluidos, la globalización de la indiferencia? "Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que vale la pena ser buenos y honestos", proclamó.

Mencionó el pregonero a los recuerdos de su infancia, sin olvidar la caída de un penitente al suelo, y su propia mirada cargada de interrogantes a lo que su padre le contestó que "podía caerme pero siempre habría de levantarme". Dice un proverbio ruso que "Caer está permitido; levantarse es obligatorio". Reconoció que su cristianismo es una convicción racional y los dogmas de la Iglesia no son para él una jaula sino que le aportan un constante estímulo. Aludió a Alfonso Camín y sus recuerdos de Semana Santa; a Fray Carlos Amigo, al comparar las celebraciones de Sevilla y las de Medina de Rioseco. Por último se refirió al mar, que le toca tan de cerca en varios sentidos, a las cofradías de pescadores que se acogen a la Virgen del Carmen, o a San Pedro. Terminó diciendo que la interrelación entre religión y tradición no desvirtúa para nada el carácter solemne de la Semana Santa.

Acompañaron al pregonero, además de la Alcaldesa, la presidenta de PP asturiano, Mercedes Fernández, Pedro López Ferrer, Manuel del Castillo, y los antiguos pregoneros Javier Costales, Paulino Tuñón, y Diego Cabezudo. Tras la entrega al pregonero de las medallas de las tres cofradías, se ofreció un pequeño concierto de la coral "Sinenomine", que dirige Carlos Esperón, con la extraordinaria soprano Susana Gudín como solista.