La denuncia de la violencia de los padres en las categorías inferiores del fútbol que el joven Juan Junquera, portero de un equipo del Llano 2000 de Primera Juvenil y estudiante en el colegio de la Inmaculada, realizó en LA NUEVA ESPAÑA se ha vuelto viral. Tanto que hasta un diario infantil de Holanda se ha hecho eco de la carta remitida por el joven de 16 años a este periódico.

El periódico “Kidsweek”, editado en Holanda, es un diario diseñado para niños de 8 a 12 años que se utiliza mucho en colegios del país. Tienen una edición, para niños de entre 12 y 16 años, “7Days” donde también figura el relato del futbolista gijonés. La historia de Juan Junquera, testigo desde su portería de muchos capítulos violentos que “se repiten prácticamente cada fin de semana” en los campos asturianos, protagonizados sobre todo por familias "frustradas" que "creen que su hijo es Messi", ha tenido proyección internacional a través de esta cabecera holandesa que titula el artículo con “Juan boos op schreeuwende ouders”, es decir, Juan enojado con los gritos de los padres junto a una imagen tomada por LA NUEVA ESPAÑA en las instalaciones de Braña Sur, donde entrena el joven.

Juan Junquera remitió una carta a este periódico que tituló “Su hijo no es Messi” donde deja claro lo “cansado” que está “de escuchar insultos y amenazas dirigidas normalmente a los árbitros”, pronunciadas por padres y madres que “creen que sus hijos acabarán jugando en los mejores equipos de Europa”. Comenzó a practicar con el balón a los cuatro años. Tras pasar por el TSK Roces, “donde estuve ocho temporadas” y por el Codema, entró a formar parte del Llano 2000. “El fútbol te convierte en persona, que es mucho más importante que cualquier otra cosa”, sentencia.

“Su hijo no es Messi. Entre otras cosas porque si su hijo fuese Messi, ahora mismo estaría en el Barcelona, y no lo está. Está en el equipo de su colegio, o de su barrio. Le entrena Pepe, Borja o Marcos, no Luis Enrique. Pero aún así, usted, frustrado porque su joyita ni es ni será jugador de la selección, cree que su hijo es Messi. Y hay algo peor: le ha hecho pensar que lo es. Ha acudido a ver cada uno de sus entrenamientos, indicándole qué debe hacer, cómo se debe mover y de qué manera debe golpear el balón. Se ha desgañitado en la banda mientras el pequeño Messi jugaba un partido irrelevante. Como si Pepe, Borja o Marcos no supiesen enseñarle. Como si sus entrenadores no supiesen que a su Messi le va a llamar el Barcelona”, relata el joven al principio de su carta.