La Convención anual de la Asociación de Alcohólicos Anónimos de España, que desde ayer y hasta mañana se celebra en Gijón, contó con la presencia de Francisco de Asís Babín Vich (Madrid, 1959), delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.

-La Consejería de Sanidad del Principado de Asturias anunció hace unos días el primer programa de España para combatir el consumo de alcohol entre menores de 14 años desde las consultas de pediatría. ¿Qué opinión le merece al Gobierno?

-El proyecto es de interés máximo para el Plan Nacional de Drogas. Hemos tenido conocimiento a través de su dirección general de salud pública y además han tenido la deferencia de enviarnos los documentos y materiales que se van a utilizar en este programa. Aprovechar los controles de salud del niño sano para hacer una intervención preventiva en relación con el consumo de alcohol por parte de los menores es una oportunidad magnífica que no podemos desaprovechar. Hoy en día quizás sea el consumo que los menores hacen del alcohol lo que más nos preocupa. Saludamos esta iniciativa del Principado como algo absolutamente interesante que seguiremos junto al Gobierno de Asturias para ver sus resultados y que probablemente sería digno de generalización al conjunto del Estado español en cuanto tengamos datos de aplicación.

- ¿Cuál es la relación actual de los jóvenes y el alcohol?

-Tenemos establecido con carácter horizontal, en todo el Estado, una edad mínima de 18 años para acceder al alcohol, y ya en su día felicité al Principado de Asturias por la modificación normativa. Todo esto significa que estamos empujando en la misma dirección para intentar hacer frente a un problema que lo es desde el punto de vista individual, porque afecta al desarrollo de estos menores, y desde el punto de vista colectivo, porque recordemos que el alcohol es la droga que causa más daños a terceros cuando se consume: peleas, problemas desde el punto de vista de la conducción (a los 16 en determinadas condiciones se puede conducir), relaciones sexuales no planificadas, rendimiento escolar y con la oportunidad negativa de dejar secuelas de cara al futuro en relación a la capacidad de concentración y desarrollo de tareas que repercutirán en el desempeño del trabajo.

-¿Ahora empiezan antes a beber los jóvenes?

-Es algo que se repite y se repite pero no es cierto. En estas cuestiones que son comportamentales, y por tanto el cambio de comportamiento lleva mucho tiempo, los avances son lentos. Lo que nos dice la evaluación de la estrategia desarrollada durante ocho años, que acabamos de finalizar, desde 2009 a 2016, es que la edad de inicio en el consumo de alcohol se ha elevado en este periodo unas décimas. Estábamos en 13 y muy poco y ahora estamos cerca de 14 años de media. Siempre refiriéndonos a aquellos que empiezan a consumir antes de los 18 años.

-Si la media es 13,9 años quiere decir que hay jóvenes que empiezan a los 10 años.

-Evidentemente. Nos preocupa y ocupa mucho la gran tolerancia social que hay en relación al consumo de alcohol por parte de los menores. Esto es un problema para ellos pero sobre todo atañe a los adultos. Un chico o una chica a esa edad difícilmente ha alcanzado el estado de madurez como para poder hacer un proyecto protector para sí mismo con vistas al futuro. No toca, les toca el presentismo, el "carpe diem". Desde esa perspectiva somos los adultos los que tenemos que poner las normas y los límites en virtud de las cuales se pueda controlar el consumo y el abuso. Consumir desde una perspectiva experimental no es deseable pero sí entendible, lo que no es entendible es que vayamos cambiando patrones de consumo hacia el consumo en atracón, la borrachera permanente o la sensación de que el único argumento para salir y socializar es consumir alcohol. Esto se traduce en una importantísima banalización de lo que significan estos consumos.

- ¿Qué papel juegan los padres?

-La tolerancia de los padres hacia el consumo de alcohol es el doble que hacia el consumo de tabaco. O algo hemos hecho bien con el tabaco o algo no estamos haciendo suficientemente bien con el alcohol para que, siendo evidentemente ambos consumos indeseables a esas edades, no estemos consiguiendo los mismos resultados. Pensamos que uno de los elementos que influye en la sociedad es la oportunidad de discutir proyectos formativos, no es solo establecer limites y normas, también generar un mensaje educativo hacia el conjunto de la sociedad. Los dos proyectos generados en relación al consumo de tabaco en espacios públicos supusieron un debate social tremendo que sensibilizó en positivo, hasta el punto de que hoy día los adolescentes consumen tabaco la mitad que antes de la entrada en vigor de estas leyes. Bien, eso nos muestra el camino.

-¿Brindar con los niños en un evento familiar es un error?

-Es un error, evidentemente, porque les decimos que no pasa nada por el consumo, a pesar de su edad. Muchas otras actividades naturales en el ser humano adulto no las induciríamos de esa manera, ni siquiera en un evento festivo y no tengo necesidad de aludir a ninguna. ¿Por qué esta? ¿Simplemente porque es una tradición atávica que se traslada de padres a hijos y consideramos normal lo que no debería serlo en tanto en cuanto afecta a su desarrollo? La respuesta cae por su propio peso.

-¿Qué entendemos por drogas?

-Trabajamos con la definición de la Organización Mundial de la Salud que establece que son todas aquellas sustancias capaces de alterar nuestro curso de pensamiento y que inducen a un uso abusivo y adictivo que se caracteriza por dos fenómenos. Uno es la tolerancia, en sentido de que es necesario consumir más para lograr el mismo efecto y el otro, la dependencia, que consiste en que la persona no puede realizar sus actividades normales si no es enfocándolas a la búsqueda de esa sustancia para poderla consumir.

-¿Cuántas circulan por España?

-Miles. No es problema de intentar abordar el conjunto en su totalidad porque sería imposible. Hay grados y prevalencias de consumo, cosas que nos preocupan más que otras. Nos preocupa el alcohol, el cannabis que es una sustancia que se banaliza constantemente y de la que se dicen mil bondades no avaladas por la evidencia científica.

-Dicen que un porro es menos perjudicial que el tabaco.

-Si tenemos en cuenta que el 90% de la gente que consume cannabis lo hace mezclado con tabaco, empieza a ser una afirmación de por sí absurda. También nos preocupan las sustancias psicoactivas.

-¿Nuevas sustancias que comen mercado a las tradicionales?

-Muy poco. La mayoría de la población no ha oído hablar de ellas jamás según nos dicen en las encuestas. Sí hay un pequeño grupo de policonsumidores, un perfil de varón de entre 25 y 35 años, que, coloquialmente, se tragan todo lo que cae en su mano. Les importa poco lo que sea, y es un grupo reducido pero de altísimo riesgo para sí mismos.

- ¿Tiene relación con la clase social?

-No necesariamente. A diferencia de otras épocas en que las clases menos favorecidas estaban más expuestos a mayores riesgos con determinadas sustancias, hoy constatamos que lo que influye es la cantidad de dinero que se lleva en el bolsillo. A más dinero, más consume aunque no se pueda generalizar. Eso pone en evidencia que el problema futuro no es tanto el de la exclusión, aunque las drogas puedan llevar a ellas, sino medir bien la responsabilidad y tutela de esos menores, saber qué dinero les ponemos en su mano para su ocio y diversión.

-¿Ha cambiado la percepción social de un drogadicto?

-Se ha perdido aquel estereotipo que, aunque hace muchos años que no se visualiza con carácter general en las calles, permanece en el inconsciente colectivo. Lo que está haciendo que cambie es que cada vez se incorporan más generaciones de chicos y chicas que no conocieron aquello y que por tanto, como dice el famoso adagio, corren el riesgo de repetir la historia.

- ¿Se mantiene en la gente de más edad?

-Sí, y eso implica riesgos porque pareciera que todo lo que no es aquello, no es grave y hay una bajada de la percepción de riesgo en relación a los consumos.

-¿Cuánta gente consume drogas en España?

-Si tenemos en cuenta que el 82% de la población ha consumido alguna vez en su vida alcohol ya le respondo. Hablando de drogas ilegales el cannabis es la que más se consume, un 9% de la población entre 15 y 64 años. Hay que tener en cuenta el volumen de la población española, son cientos de miles de personas pero hay un 91% que no ha consumido cannabis. Depende de cómo se quiere presentar.

-¿Se legalizará la marihuana en España?

-Uno de los problemas con este tema es el de la semántica. He dicho en sede de Naciones Unidas que lo primero es ponernos de acuerdo sobre qué estamos hablando. En España el consumo en privado de cannabis no da lugar a ningún tipo de sanción, ni administrativa ni penal por lo que entonces es legal. Cuando hablamos de legalizar, ¿de qué lo hacemos? ¿De crear un mercado con tiendas en las esquinas para vender cannabis a todo el que pasa como se venden chuches o refrescos? Si es de eso estamos radicalmente en contra no sólo por los problemas que ocasiona. Le doy un dato: hay dos sustancias de uso común y lícito comercio como el alcohol y tabaco que consumen el 80% de la población y una droga ilegal que es el cannabis que consume el 9%. Si queremos que la consuma el 80% no tenemos más que empezar a abrir tiendas.