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MARTA BOTAS | Diseñadora

"El colmo de un diseñador es cometer faltas de ortografía y la deficiente puntuación"

"He llegado al punto en que me permito elegir y seleccionar a mis clientes; trabajo con muchas firmas de lujo, como Loewe"

"El colmo de un diseñador es cometer faltas de ortografía y la deficiente puntuación" MARCOS LEÓN

Muy bien formada, con talento y experiencia, los éxitos han llamado con insistencia a la puerta de Marta Botas, hasta el punto de que hoy ocupa la cabecera del cartel. En realidad, se llama Marta Adaro Botas, pero utiliza el apellido de su madre como exponente artístico. Sencilla, natural, no va de nada pese a sus logros. Vive en Madrid y actualmente expone en La Fábrica "A night in Tunisia", una colección de veinte collages que recrean una composición musical de jazz de Dizzy Gillespie en 1942.

-Dígame quien es.

-Nací en Gijón (1977) el año del estreno de "Annie Hall", la película de Woody Allen, mi favorita. Era martes, me llamo Marta y mi signo es Aries, regido por Marte. La menor de cuatro hermanos. Me considero sociable y tímida, disciplinada, meticulosa y muy acelerada. Estoy soltera y tengo una perra teckel, "Pía", a la que adoro.

-¿Cómo fue su infancia?

-Muy en contacto con la Naturaleza, éramos un montón de primos y amigos, y la recuerdo como alucinante, siempre con la bici o subida a árboles. Muy campestre.

-¿Y su formación?

-Hice el Bachiller entre el Valmayor, la Asunción, y Michigan. En Madrid estudié Diseño.

-¿Tuvo claro ese camino?

-No, cuando yo lo decidí el Diseño no era conocido como una especialidad; los diseñadores eran autodidactas o estudiantes de Bellas Artes. A mí me gustaban los libros, los carteles? Me hablaron de un sitio en Madrid donde se estudiaba gráfica publicitaria, y de casualidad supe que existía el IED (Instituto Español de Diseño), fui a una entrevista y me admitieron. Me pareció un centro muy interesante, daba mucha importancia a la investigación. Me encantó, descubrí un mundo nuevo.

-¿De quién supone que ha heredado su tendencia?

-De mi madre, por eso llevo el apellido materno. Y de mi abuelo materno, Carlos Botas.

-¿Difícil abrirse camino?

-Al acabar nos juntamos tres compañeras de clase y pusimos un estudio que se mantuvo durante diez años; se llamaba La Cle, y colaborábamos con el IED como docentes. Logramos vincularnos al mundo de la moda.

-¿De qué forma?

-Mediante todo lo que la acompaña, invitaciones, carteles de prensa, look-books, o la imagen de sus tiendas.

-¿Que pasó después?

-Nos separamos y con un amigo de Gijón, Germán Blanco, que es enólogo, que hace vinos, y tiene varias bodegas con diferentes denominaciones de origen, trabajé con él en proyectos. Y llevo la imagen de sus cuatro bodegas.

-¿Cómo va su exposición actual, "A night in Tunisia"?

-Muy bien, La Fábrica, para trabajar con formas abstractas es un sitio precioso. Se inauguró el 6 de abril y de momento he vendido la mitad de la obra.

-¿Que significa su proyecto denominado "Rara de raro"?

-Es un trabajo para sacar al mercado varios productos, vinos y una sidra. Son ofertas muy limitadas y tuvo mucho éxito porque se vendió todo. Ahora lo hemos dejado en la recámara, a la espera de retomarlo con Germán.

-¿Y "Pájaros y peces"?

-Ha sido otra exposición de hace un par de años, más figurativa, que celebré en un espacio muy interesante, Do Design. Pienso repetir en él, en noviembre, con un tema en el que aún estoy trabajando; será algo relacionado con mapas, me gustan. Esto es herencia de mi madre; de mi padre heredé la disciplina.

-¿Su fuente de inspiración?

-La encuentro en otras artes, el cine, la música, y en la intuición. Son saltos en el vacío, pero en ese riesgo me tiene que acompañar el cliente. De momento me va muy bien, he llegado al punto en que me permito elegir y seleccionar a mis clientes. Trabajo con muchas firmas de lujo, como Loewe.

-¿No hay una plaga de diseñadores? ¿Tú trabajas o diseñas?, se llegó a decir.

-Sí, pero pocos se mantienen. Mucha gente empieza y no arranca, no se sabe si es por falta de suerte o qué. Sí es verdad que hay mucho intrusismo.

-¿Quién ha sido su maestro?

-Varios, conocidos y desconocidos. Pero señalaré a tres. Mi abuelo materno, Carlos Botas; Javier Olivares, cuyas clases eran alucinantes, y Alex Gutwill.

-¿Italia sigue siendo la reina?

-Sin duda, en diseño industrial no tiene competencia. Me gusta el diseño japonés, le da más importancia al material y los volúmenes.

-¿Cuál es su sueño dorado?

-Me encantaría trabajar sobre diferentes soportes, y con ellos hacer un mural, como aquellos de antaño que adornaban los vestíbulos, los grandes portales; eran maravillosos pero ahora no se hacen.

-¿El colmo de un diseñador?

-Cometer faltas de ortografía, eso es terrible. Y la deficiente puntuación.

-¿Su trabajo mejor, el que le supuso un hito en su carrera?

-Más que un trabajo ha sido conseguir seleccionar lo que hago o no hago. Pero digamos el diseño de la Feria Estampa en 2001, en la Casa de Campo de Madrid; equivalente a la Feria Arco, pero relacionada con la obra gráfica. Me hizo dar un paso importante en mi carrera.

-¿Que más le gusta de la vida?

-La cocina me encanta. Cocino todos los días. Y me gusta poner la mesa con delicadeza, con cosas bonitas, e invitar a los amigos.

-¿Deportivamente quién es?

-Una nadadora. Nado tres veces a la semana, de 7 a 8 de la mañana. Y en Madrid me muevo con la bici, pero llevo casco.

-¿El éxito nubla sus ojos?

-No, no me gusta la gente que se permite creérselo. Además no sé si tengo éxito suficiente.

-¿En qué se identifica con su abuelo Luis Adaro?

-En los libros, era su pasión. Y en la constancia. La vida para él era el trabajo y yo no lo puedo separar de mí; la cabeza sigue.

-¿Quién triunfa en diseño?

-En moda, Juan Duyos, y Palomo, un andaluz que trabaja en Nueva York. Y en diseño industrial Machado y Muñoz, y en el gráfico el estudio This Side Up, de Bruno Lara.

-Por último, Gijón?

-Es mi tierra, vengo mucho, cada mes y en verano más.

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