Curiosa la denuncia que le ha llegado al colectivo Fauna Urbana. Un gijonés se llevó un susto de órdago después de escuchar "como unos lamentos, algo que agonizaba, que se asfixiaba" dentro de un contenedor en Pumarín. Tras abrir el depósito de basura y ver que algo se movía, descubrieron qué era aquello que hacía ruído: alguien había metido una gaviota en una bolsa, la había cerrado a conciencia y lanzado al contenedor.

"En un principio llegamos a pensar que podía ser el quejido de un bebé, abrimos rápidamente el contenedor y entre todas las bolsas era casi imposible detectar de dónde salía el quejido. En una de estas vimos el movimiento de algo que respiraba o, más bien, lo intentaba. Nos metimos al contenedor, sacamos la bolsa y en su interior había un montón de desechos domésticos y otra bolsa atada con un nudo y sin ninguna entrada de aire. Al abrirla descubrimos que se trataba de una pobre gaviota que alguien sin escrúpulos había encerrado ahí sin otro fin que se muriera asfixiada", cuenta el gijonés en su denuncia, hecha pública por Fauna Urbana.

El objetivo de contar su historia es contribuir para que "se vaya creando conciencia de que hace falta castigar al tipo de gente que comete estas atrocidades". En este caso, la ayuda llegó a tiempo para la gaviota. "Afortunadamente, después de unos 5 minutos exhausta, comenzó a caminar y finalmente se fue volando", narra el denunciante. Fauna Urbana ha elogiado su actitud: "Afortunadamente para compensar la existencia de personas que son capaces de semejantes acciones, tenemos personas humanas como éstas".