Las asociaciones vecinales llevaban semanas amenazando con un "boicot" a los consejos de distrito, encabezadas por la Federación que las aglutina, esgrimiendo como argumento principal "la falta de compromiso del Ayuntamiento", a quien afeaban "no haber puesto en marcha proyectos aprobados en anteriores convocatorias".

Finalmente, la amenaza no se cumplió y la Federación acudió al primero de los consejos de distrito celebrado, el de El Llano, el pasado martes, pero sus pretensiones no han disminuido. "Los consejos de distrito son una institución caduca, necesitan una renovación", aseveran fuentes vecinales, "son reuniones muy rutinarias, no se ven avances sustanciales, solo paralizaciones".

De esta manera, los representantes vecinales dicen sentir "hastío de ver cómo los proyectos que se aprueban no se cumplen", muchas de estas peticiones ya con solera, como las que se volverán a plantear esta tarde en el consejo del distrito Centro, entra las que se encuentran "la escuela de 0-3 años o los accesos a Cimavilla".

"No sabemos dónde ha ido el dinero de todos estos proyectos, que en su día fueron aprobados, de los que se llegaron a presentar planos a los vecinos, pero en los que no se ve ningún tipo de avance", aseguran representantes vecinales.

"Se están dejando morir los consejos de distrito", aseveran, por lo que no dudan en asegurar que "hay que tomar medidas", para lo que la Federación de Asociaciones de Vecinos no descarta volver a proponer el boicot, "hay una posibilidad grande que la Federación denuncie esta situación", aseveran fuentes vecinales.

"La gente está cansada de perder el tiempo en proyectos que luego, por criterios técnicos discutibles o por falta de voluntad política, no se lleven a cabo", enfatizan los vecinos, "todo el trabajo previo no obtiene sus frutos".

"El Ayuntamiento dice abogar por una participación activa de los ciudadanos pero luego eso no cristaliza en realidades palpables", arguyen las mismas fuentes, "ni siquiera se licitaron algunos de los proyectos aprobados el pasado año en los presupuestos participativos", algo que aumenta el malestar entre las asociaciones vecinales.