"Lo que les transmití fue la idea de que no permitiesen que nadie les diga que no sirven para algo o que valen menos que nadie". Carlos Llaca, profesor de cuarto de Primaria en el colegio Montedeva, maneja una particular forma de concienciar a sus alumnos sobre el acoso escolar y educarles en que reine un ambiente de cordialidad entre compañeros. Así es que llevan un mes sin jugar al fútbol para evitar discusiones; dedican entre cinco y diez minutos cada día a la vuelta del recreo para hablar y solucionar conflictos; tienen un tarro de cristal en el que introducen mensajes anónimos positivos para mejorar las relaciones en el aula... Y el pasado martes, con motivo del Día del Acoso Escolar, les explicó , sirviéndose de un billete de 50 euros, qué es el "bullying".

Carlos Llaca mostró el billete a sus alumnos y les dijo si lo querían. Todos respondieron afirmativamente. Después lo arrugó y lo pisoteó, y aún así todos los alumnos seguían deseándolo. "Les expliqué que ellos mismos podían ser ese billete arrugado, y que aunque alguien les menosprecie, les falte al respeto o les insulte, siguen teniendo el mismo valor, al igual que ese billete", explicó el profesor, ante la mirada atónita de sus educandos. "Nos impresionó ver mucho lo que hizo con el billete y la explicación que nos dio", señalan Sara Alonso y Pablo Quintanal, de 10 años, dos de sus alumnos en el Montedeva.

"El acoso escolar parece un problema de Secundaria, pero es preciso decir que cuanto antes se trate mucho mejor", destaca Llaca, que añade que "siempre trato de potenciar el diálogo y la compresión entre los chicos, porque no se trata de forzar ningún tipo de amistad, sino que exista cordialidad y respeto entre todos".

Las dinámicas grupales son fundamentales en el aula para crear un buen ambiente. "No se trata de forzar ningún tipo de amistad, sino de crear un clima cordial", insiste el profesor. "Queremos potenciar día a día la idea del trabajo cooperativo y de fomentar su autoestima", añade.

El fútbol es un ejemplo del cambio en la rutina de la clase. "Había muchas peleas por tonterías mientras jugaban, de si hubo penalti, falta o cosas así",recuerda el joven Pablo Quintanal. "Ahora jugamos todos juntos y hay menos peleas y problemas", subraya Sara Alonso. También en clase trabajan sobre el uso responsable de las redes sociales. Muchos aún no tienen móvil, y son conscientes de los peligros emboscados en internet. "Pedimos colaboración a las familias", comenta Carlos Llaca.

Tal es el mensaje que el profesor del billete de 50 euros quiere hacer calar en su clase que en la pizarra permanece un lema escrito, imborrable: "Trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti".