Como bien dice el cantar, "la primera romería que Dios nos envía es la del Cristo de la Abadía". Y es que esta festividad es la primera que se celebra cada año en el concejo de Gijón. La Abadía de Cenero celebró en la tarde de ayer su primer día de festejos. El día gris no impidió a los más fieles acercarse hasta la iglesia de San Juan Bautista para escuchar el pregón, a cargo de la historiadora María Prieto Vergara. "Fue allá por el mes de julio de 1990 cuando visité por primera vez esta parroquia con motivo de los cursos de verano de la Universidad de Oviedo, siendo aún estudiante de Historia y quedé gratamente impresionada por su rico patrimonio cultural", comenzó la encargada de dar el pistoletazo de salida a la festividad.

Algunos años más tarde después de su primer contacto con Cenero, María Prieto formó parte del equipo de trabajo que halló el mosaico de la sala magna de representación de la Villa Romana de Veranes, "que tanto renombre ha dado a esta parroquia", añadió la historiadora en su discurso. Según Prieto Vergara, la parroquia de Cenero ha contado con la visita de muchos estudiosos que han querido "conocer más de la historia de Gijón, empezando por el ilustre Gaspar Melchor de Jovellanos", relató.

Este año, según afirmó Prieto, "será muy importante para los gijoneses, especialmente para los vecinos de la parroquia de Cenero". Lo será por la implicación del lugar en diversos proyectos culturales y sociales, como la publicación de la obra "Veranes las raíces del prerrománico" o la donación realizada por Álvaro Armada Barcaiztegui, conde de Revilla-Gigedo, a la iglesia de San Juan Bautista, del cuadro de Don Cosme Damián de Valdés, antepasado suyo que fue prior de la catedral de Oviedo y abad de Cenero. Por otro lado, el conde de Revilla-Gigedo será quien porte la histórica Cruz Parroquial de la Abadía de Cenero en la procesión que se celebra el domingo hasta La Altarina. La licenciada en Historia e Historia del Arte quiso también destacar y citar a sacerdotes como Manuel Valdés, Luis Alonso, Andrés Corsino, Ángel Eladio o Albino Laruelo "que han sabido cuidar las almas de sus feligreses en el día a día de la parroquia". En su disertación Prieto aprovechó para pedir "que se trate de recuperar el concurso de siega y que se contemple la posibilidad de poner en valor Murias de Beloño y el Turruxón de Trubia, para hacer de ellos dos museos", concluyó.