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Intrusos

El director jurídico de Sogepsa que no era licenciado

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El director jurídico de Sogepsa durante 26 años no era licenciado en derecho y, viéndose al límite de su mentira, se embarró definitivamente falseando su certificado de estudios, así que acaba de ser condenado por intrusismo y falsedad documental. A mí me recuerda al señor negro que tradujo al lenguaje de signos el discurso de Obama en el funeral ecuménico de Nelson Mandela en Johannesburgo. Creíble ante la cámara pero un fraude.

Con aquello aprendí que en el mundo de los signos también existe el don de las lenguas porque cada una tiene su traslación gestual. Sí hay un estándar internacional, el que supuestamente coreografiaba el surafricano en el grotesco gol por la escuadra a las seguridades reunidas del macroevento y de todos los jefes de estado allí presentes. Bien es verdad que aquello fue un rato para el descrédito; en el caso asturiano, cinco lustros.

Si soy yo, que, como a la mayoría, me han educado en la verdad por delante y el respeto a la autoridad, no hubiera dormido ni una de las 9.490 noches. No entiendo cómo este hombre fue sorteando los controles para desempeñar en una empresa semipública una labor especializada, de gran visibilidad y salario superior al del presidente del Principado. A no ser que los controles fueran escasos y rudimentarios, asunto que entiendo también debería ser investigado.

Qué duda cabe que el letrado sin título de Sogepsa hizo oficio y callo urbanístico porque 26 años dan para muchas promociones de viviendas y polígonos industriales. En Gijón, por ejemplo, Poniente, Montevil y El Llano pasaron por los criterios de este "experto", al que también se requería para que compartiera su saber en conferencias y cursos. Estuvo en todo.

Recientemente, en la mesa redonda "Los oficios del cine", organizada por la Fundación Municipal de Cultura, un joven nos preguntaba si era necesario completar estudios oficiales para ser buen profesional. La pregunta recurrente. Porque conseguir el preciado papelito cuesta dineros, lágrimas y hasta una porción de salud mental, según un estudio de la Universidad dNo se Gante sobre la psique del alumnado, un tercio del cual hace síntomas de depresión, ansiedad y estrés. Leyéndolo, me retrotraje a mis tiempos universitarios y, salvo un par de compañeras cuyas familias sufragaban una vida sin exigencias, el resto de mis amigas y yo estábamos en el tercio perturbado, no cabe duda.

Como depre me ha dado el humor negro de la campaña "TuTítuloSíSirve", organizada por una agencia de comunicación, que ofrece tutoriales para que jóvenes titulados que no han conseguido trabajar de su especialidad hagan papiroflexia con sus títulos e incluso pongan a la venta la obra resultante para demostrar que, al menos así, algún rendimiento han sacado.

En este contexto, cómo decir a quienes empiezan su camino que sí, claro que es bueno y necesario completar la formación. Que ésta no hace al profesional, sólo le pone en el mundo y le identifica ante los demás con una base a la cual ha de ir añadiendo oficio. Si además hay vocación, honestidad y ganas de aportar a la sociedad al tiempo que uno o una se gana la vida haciendo lo que le gusta, entonces se será, indiscutiblemente, un gran profesional. No hay más. Ni menos. El resto es ruido intruso.

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