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Tormenta de ideas

Día de la Madre, ¿pero qué madre?

Un recorrido desde la "mamá canguro" a la "mamá zorra"

Día de la Madre, ¿pero qué madre?

Sí, el Día de la Madre. Pues hagamos un estudio sociológico de tipos de madres y así nos dejamos de tanta sensiblería... Que yo es que este día la verdad es que no lo llevo, teniendo, como tengo, dos de mis descendientes en tierras lejanas. Veamos: está la "madre canguro", bastante frecuente en estos tiempos y que es la que suelo ver habitualmente en consulta. Esta mami lleva para siempre a su hijo en la bolsa, hasta el punto de venir con él al psicólogo, con 25 primaveras, porque "el niño no me estudia".

Ni qué decir tiene que esta mamá durmió con él hasta que no cabían en la cama, le dio la comida hasta que se fue de botellón y siempre tuvo lo que quiso con solo abrir la boca. Para ella el niño/a, porque es solo uno, es el centro del universo, pero no solo del suyo, sino de todos los demás. O sea, que es capaz de tirar de los pelos al entrenador si no le pone en un partido, porque evidentemente es el mejor. "Mamá zorra" (con perdón): esta tiene dos caras, parece que adora a su niño, pero en el fondo le fastidia enormemente que le haya cambiado la vida y le quite su preciado tiempo. Tenerlo había que tenerlo porque queda bien, pero procuró durante toda su vida colocarlo en varias extraescolares para tenerlo bien ocupado y desde luego que estuviera acostado cuando llegara a casa de su importante trabajo, porque es de las que en su vida le leyó un cuento. Suele venir a la consulta cuando el chico en la ESO empieza a suspender porque es un vago y siempre está como enfadado, y cuando le preguntas cualidades de su hijo, te mira de hito en hito, porque la verdad es que no se las encuentra. "Mamá búho": esta es habitual y es la queja de todo adolescente. Siempre con los ojos bien abiertos. En la adolescencia, que es cuando acude a nosotros los psicólogos, lo hacen porque los niños simple y llanamente no las aguantan. Siempre mirando dónde están, abriendo cada 5 segundos su cuarto y por supuesto con sus grandes ojos, que escrutan incluso en la noche, para ver si estás estudiando, duermes o chateas, y te espían el móvil siempre que pueden aunque seas un bendito. Sus buhítos se quejan de que no es que sientan sus pasos (como debe ser en la adolescencia), sino que sienten su peso. Pero no todas son así. Hay madres como la mía, que hace 34 años que no está, pero sigue a mi lado y como la suya seguro, que lo han dado todo por nosotros, que son psicólogas sin carrera porque tienen sentido común y todo el amor del mundo.

Ese que no se acaba con cada parto, aunque tengas tres hijos, porque sabes perfectamente que tienes amor de sobra para cada uno de ellos y que esa frase que te sonaba tan rara de pequeña (moriría por vosotros sin pensarlo) no es una frase hecha, es una realidad, porque es madre madre, sin adjetivos ni connotaciones. Y esa no viene a consulta. Esa celebra hoy su día sabiendo que ha hecho un buen trabajo. Felicidades.

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