El ambiente distendido y musical que se vivió durante todo el fin de semana en la parroquia de Cabueñes se vio enturbiado por la prematura conclusión de la verbena. Tanto en la madrugada del viernes como en la del sábado la Policía Local clausuró la cita a las cuatro de la mañana. Varios agentes de la Policía Local se personaron en el prau de la fiesta en la madrugada del viernes y ordenaron la conclusión de la romería, según el testimonio de los organizadores. Al día siguiente volvieron pero un rato antes y con gesto nada amigable. "Vinieron a las doce y media de la noche y nos dijeron que volverían a pasar a las cuatro y cinco minutos de la mañana y que como hubiese una sola luz encendida o siguiera la venta nos denunciaban bajo multa de 30.000 euros", asegura Nacho Moro, presidente de la comisión.

"Me parece correcto quitar la música a las cuatro de la mañana, pero no puedo apagar todo el cuadro eléctrico teniendo en el prau entre 15.000 o 20.000 personas y dejarlo todo a oscuras porque puede haber una estampida", reprocha Nacho Moro, presidente de la comisión de fiestas de Cabueñes que tampoco comparte que, tras acabar la música "no se pueda vender ni una botella de agua".

Esta situación hace poner en duda la continuidad de la primera cita de prau del verano de Gijón. "Parece que alguien está en contra de nosotros y en contra de nuestra fiesta, esto no puede seguir así", lamenta Nacho Moro tras otra noche festiva clausurada. A estos problemas, el presidente de la comisión suma el tema del botellón, su caballo de batalla desde hace muchos años. Tanto el viernes como el sábado los contenedores, el prau de la fiesta y las zonas verdes del campus aledañas a la verbena estaban llenos de bolsas de plásticos, vasos y botellas procedentes de la práctica del botellón contra la que intentan combatir todos los responsables de fiestas de las parroquias locales.