La imposición por parte de la Policía Local de un "apagón" generalizado -hasta de luz, según indicaron en Cabueñes- al cierre de las fiestas no convence a las comisiones de fiestas de las distintas parroquias gijonesas, que lo ven como algo "ridículo" y "peligroso". "No queremos ir en contra de las normas", aseguró Aitor Álvarez, secretario de la Comisión de Festejos de Deva, "entendemos que a las cuatro de la mañana haya que cortar la música, pero no entendemos que no pueda haber gente en el prao, mientras que no haya problemas de ruido". Sin embargo, el mayor peligro para Álvarez es que "hay que dejar que la gente se vaya poco a poco y si no, que venga la Policía a echarlos, nosotros no nos vamos a comer ese marrón", enfatizó.

"El mayor problema es que un vecino denuncie por exceso de ruido", aseguró Jorge Rodríguez, vocal mayor de la Comisión de Festejos de Fano, "en ese momento es cuando se presenta la Guardia Civil".

"Sabemos cómo son las normas, llevan siendo las mismas desde hace más de veinte años", relató Félix Gómez, de la Asociación de Vecinos Santo Tomás de Granda; "a partir de cierta hora la romería deja de ser romería y se desvirtúa, al final va a acabar convirtiéndose en un 'after' que engancha con el vermú; si lo permitimos, se va a perder la esencia".

Por contra, Gómez sí que ve "problemático" el apagar las luces de todo el recinto. "Puede ser peligroso a la hora de que la gente se vaya, sobre todo porque suele haber mucha basura en el suelo, que puede crear un accidente", explicó Gómez, quien ve en este "apagón" un "problema de logística". "Cuando acaba la fiesta es cuando nosotros aprovechamos para limpiar todo, hacer el vacío de las botellas, preparar todo para el día siguiente", explicitó, "pero si no hay luz, no sé cómo podremos comenzar con las actividades el día siguiente".