La primera fiesta masiva de prao del verano gijonés, celebrada en la parroquia gijonesa de Cabueñes durante este pasado fin de semana, se saldó con unos llamativos números: más de una veintena de sanciones por hacer "botellón" y un total de tres jóvenes atendidas por los servicios sanitarios en situación de intoxicación etílica. Estos son los datos que aportó ayer el concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Gijón, Esteban Aparicio.

De hecho, como puso de relieve el edil forista, únicamente la noche del sábado se sumaron un total de 14 sanciones por realizar "botellón" en el recinto donde se celebró la fiesta. "Son muchas, porque llevábamos un año bastante tranquilo", aseguró Aparicio.

Sin embargo, las actuaciones policiales más llamativas de la fiesta fueron las que tuvieron lugar en la madrugada del viernes al sábado, y del sábado al domingo. Así, varios agentes de la Policía Local se personaron en el lugar donde se estaba llevando a cabo la verbena para avisar de la hora de cierre estipulada para la celebración: las cuatro de la mañana. Precisamente a esa hora se volvió a personar la patrulla con la intención de que se cumplieran los "condicionantes" estipulados en la licencia concedida por el Ayuntamiento, como finalmente ocurrió.

"Las normas están para cumplirlas", aseveró Aparicio, "si hay una serie de licencias con unos condicionantes, hay que tratar de cumplirlos, los hechos pasados se comentan por sí mismos", enfatizó el concejal en referencia a los acontecimientos del fin de semana en la primera romería masiva del año.

"El viernes ya había habido alguna cosa, pero no tan grave como el sábado, las típicas discusiones de las 5 de la mañana", arguyó el edil forista, "ya había habido un exceso de horario y protestas", apuntó. El enfado vino determinado por la actuación policial, que obligó a los organizadores a un "apagón" completo de la verbena, e incluso la prohibición de vender consumición alguna en las barras más allá de las cuatro de la mañana, hora que la licencia estipula como final de fiesta.

"La diversión está muy bien, lo que no se puede es incumplir las normas de convivencia más básicas o molestar", explicitó Aparicio, quien apuntó que "no se podrán quejar las asociaciones de vecinos de que a sus barras autorizadas se les hace impunemente la competencia, estamos para que cumplan las normas todos", en referencia a las multas impuestas por "botellón", que ascendieron a más de dos decenas.

Desde la comisión de festejos quisieron salir al paso de estas afirmaciones que aseguraban que había habido alguna denuncia vecinal por exceso de ruido. "Nosotros hemos cumplido las normas", esgrimió Nacho Moro, presidente de la comisión de fiestas, "lo único que hizo la Policía fue un aviso para que se cumpliese el horario, dejándonos media hora para cerrar y apagar, como finalmente se hizo", apuntillando que "no hay ninguna denuncia".

Del mismo modo, Moro recalcó que "las peleas que tuvieron lugar fuera del recinto de la fiesta no son culpa nuestra y las intoxicaciones etílicas tampoco", enfatizando que "esperemos que mantengan el mismo control en todas las fiestas, no solo con la nuestra", arguyó.

Por otro lado, la Escuela Politécnica de Gijón se quejó de "la gran cantidad de basura" acumulada en las inmediaciones de las facultades allí situadas, llegando al punto de que fueran los servicios de jardinería de la propia universidad los que tuvieran que hacerse cargo de una primera recogida, ya que "parece que nadie quería hacerse cargo".