Los concejales gijoneses decidían ese día cosas como dar el nombre de Francisco Eiriz a una calle de Jove. Ya era Francisco Eiriz (había sido director de la Junta de Obras del Puerto hasta su muerte en 1965) Hijo Adoptivo de Gijón, galardón que se le concedió un mes antes de su fallecimiento. Se aprobó también comprar un furgón para el Macelo, construir una acera en la calle de Magnus Blikstad y aceptar la jubilación por edad de un guardia municipal, José Pérez Prendes.