El dueño de un bar de Tremañes sospechó con la actitud de dos de sus clientes. Le sorprendió que ambos mostrasen mucho interés en el local, que tocasen las máquinas tragaperras. Parecía, incluso, que observaban con detenimiento las cámaras de seguridad. Estaba en lo cierto. A las cinco de la madrugada, esos dos jóvenes, de 21 y 19 años de edad y primos entre sí, accedieron con nocturnidad al establecimiento con la intención de saquear la recaudación de la máquina tragaperras. Pero el dueño del bar se percató del acto ilícito y alertó a la Policía Nacional de que le estaban robando.

A la espera de la llegada de los agentes, el dueño del comercio no dudó en enfrentarse a los ladrones. Forcejeó con uno de ellos para impedir su fuga aunque sin éxito pues uno de los implicados opuso tal resistencia que logró desestabilizar al hostelero y le tiró al suelo. Al menos logró que ambos abandonasen los cajetines con el dinero en la calle. La exhaustiva descripción de la vestimenta de los dos asaltantes y del vehículo en que huyeron permitió a los agentes darles caza y detenerles tras incautarles una maza con la que había forzado las máquinas para acceder a los cajetines. Pero por su forma de actuar, los investigadores que tramitaron el atestado del robo se percataron que el "modus operandi" de los primos ya lo habían visto antes recientemente.

Los agentes consideran a estos dos jóvenes autores de otros cuatro robos cometidos del mismo modo en Gijón en los últimos quince días, en base a las cámaras de vigilancia de los otros locales. En esos saqueos también entraron de madrugada, forzando las máquinas tragaperras y huyendo en el mismo coche que lo hicieron en el barrio de Tremañes. Además, les consta a los agentes que los dos habían estado tomando unas consumiciones días antes en dos de esos establecimientos violentados, con el afán de reconocer el lugar y comprobar sus medidas de protección para así cometer el asalto. Ayer fueron puestos a disposición judicial.